d'merkdo Casa Salvador

En poco más de dos años, aquel Dmercado, pues entonces no había cambiado la tipografía por la actual ‘K’, se asentó como referencia culinaria en Córdoba, con tanto éxito que otros dos socios se añadieron al proyecto con un propósito: el crecimiento del negocio. De esta forma escogieron un local al otro lado del hotel, ya en Gran Capitán, una escuela de danza con dos plantas.

Con el paso de Dmercado a d’mrkdo no solamente se producía un cambio en la imagen o de local, sino que iba acompañado de todo lo que implica la mejora del servicio e instalaciones, sobre todo en cuanto a la atención al cliente. Porque la base no cambia y está cimentada en la obsesión por la calidad del producto y las materias primas . Y entre ellas la mirada puesta en los productos de temporada. De esta forma una carta que sirve como base se va a adaptando periódicamente a aquello que en ese momento ofrece el mar o la tierra.

Entre los platos destacados de la casa están los arroces, preparados al estilo levantino, en paellera y con arroz fino, seco y bien trabajado. Hay arroz negro, marinero, de choco y de presa ibérica.

Otro punto fuerte son los tartares, que como indica Salvador Jurado son «a cuchillo», es decir, taratares clásicos tanto de atún como de carne sin aderezos que enmascaren el sabor.

Casa Salvador por supuesto cuenta con clásicos cordobeses como rabo de toro, salmorejo callos o mazamorra, aunque en el último caso con una versión realizada con avellana cordobesa que aporta nuevos sabores y un punto de originalidad pero, evidentemente, sin separarse del carácter de la tierra, todo lo contrario, ahonda más en él.

Tan destacada resulta, y es un punto curioso, la mahonesa de aceite de oliva virgen extra de d’merkdo que irónicamente se considera acompañamiento al choco frito o los taquitos de merluza que sirven de «guarnición» de esta salsa. Además Guillermo de la Torre trabaja muy bien las frituras de pescado, no en vano tiene orígenes gaditanos.

Las opciones de carne y pescado fresco redondean una carta donde las sugerencias del día tienen tanta o más importancia que la oferta habitual, en la que no faltan por un lado opciones de casquería y por la parte final postres caseros de excelente factura. Hay que hacer también mención a su carta de vinos.

La decoración de Casa Salvador estuvo a cargo de Raquel Bravo junto a los socios. Buscaban dotar al lugar de un aspecto elegante y sofisticado pero a la vez cálido y agradable. El resultado es que la gente se siente como en casa, y resultan frecuentes las sobremesas alargadas hasta prácticamente la cena, en un local por cierto donde las comidas de negocios ocupan un porcentaje apreciable de la clientela.