Casa Sebas

Cuando no era tan frecuente decantarse por esa oferta en concreto, Sebastián Ortega se atrevió y desde entonces llega desde la costa el pescado y marisco fresco que caracteriza a una cocina sin embargo muy diversa y que, en el fondo, toca todos los palos. Actualmente el lugar, además de por Ortega, cuenta con Alberto Ortega, Fuensanta Padilla y Carmen Rodríguez. Gracias al trabajo de décadas se han logrado convertir en un clásico del barrio de Santa Rosa pero al que acuden clientes de todos los rincones de la ciudad.

A partir del miércoles llega el pescado fresco de la caleta de Vélez . La lista es amplísima: huevas de choco, coquinas, galeras, cañaíllas, almejas, navajas, mejillones al vapor, cangrejos, quisquillas, boquerones victorianos, salmonetitos, pijotas, chanquetes, herreras, calamar, besugo, rape, caballa, sardinas, jureles, bacalao… cualquier comensal que tenga al mar entre sus preferencias culinarias tiene aquí un sitio de referencia. Carmen Rodríguez califica de “auténtica exquisitez el pulpo a la gallega”.

Pero la carta de Casa Sebas busca una clientela abierta. Por lo que, como se dice coloquialmente, toca todos lo palos habidos y por haber. Los que gusten de los guisos también tienen su cuchareo. Rodríguez se atreve a destacar los callos de entre todos ellos. Pero también hay carne a la brasa o bien todos los clásicos cordobeses, desde el salmorejo al rabo de toro o el flamenquín. Y excelentes revueltos como entrante o tapas de siempre como el salpicón.

Se puede decir que en Sebas hay de todo, no en vano aplicó al lugar las enseñanzas de años en un restaurante conocidísimo de la capital, Ciro’s, que cerró en el años 2006. A estas alturas Sebas puede presumir de tener una clientela de todas las edades y de todo tipo tras años de atención al público con una oferta variadísima que cuajó en este pequeño restaurante que parece incombustible.

Por su tamaño la vida en Sebas se hace en fundamentalmente en la terraza, aunque dentro tenga algunas mesas, en un interior sencillo y decorado con algún motivo marítimo, como las redes de las que trae algunos de sus productos más suculentos.