Madrid

Arima

10 /10
Precio medio
40€
Dirección
Ponzano,51
Teléfono
91 109 15 99 Llamar
 Arima

Entre la amplia oferta de bares y restaurantes que encontramos en la calle Ponzano, destaca este Arima abierto por Nagore Aruazegi, una donostiarra que sabe mucho de esto del comer. Un pequeño establecimiento que se presenta como vermutería (en la barra de la entrada cuenta con una amplia variedad de vermuts de todas las zonas de España) y casa de comidas. En esa barra encontramos también una buena selección de pinchos fríos y calientes entre los que destacan especialmente unas excelentes gildas, entre las mejores que hemos probado en Madrid. Pinchos con raíces vascas como el talo de pato confitado y puerros con mojo rojo, que recupera la tradición de estas tortillas de maíz tan populares en algunas zonas de Guipúzcoa y que tanto recuerdan a las tortillas mexicanas.

El comedor está al fondo, con capacidad para apenas veinte personas. Carta breve, tradicional, integrada por platos sencillos, sin adornos innecesarios, en los que el producto está cuidado al máximo. En la cocina, Rodrigo García aporta algunos toques modernos a las elaboraciones de siempre. Lo comprobamos con unos simples puerros confitados con crujiente de ibérico, tiernos y con mucho sabor. También con unos buenos pimientos del piquillo, aunque en este caso el bonito embotado casero que forma parte del plato no está a la altura. Demasiado pastoso. Magnífica la morcilla de Beasaín. Como saben, este embutido, siempre artesanal, se elabora con la sangre del cerdo, manteca y cebolla, pero se le añade puerro lo que la hace mucho más suave y delicada.

Además, correctas las croquetas de trufa, bastante cremosas. También en la carta algunos pescados como el bacalao al horno con piperrada o los calamares en su tinta, aunque es superior la oferta carnívora, especialmente la carrillera de vaca guisada con puré de patata, que se deshace en la boca. A las mollejas de ternera con patatas al mortero les falta algo de intensidad en la salsa de oloroso. Fiel a la tradición, no falta la chuleta de vaca vieja, carne de calidad que, desgraciadamente, se pasa de punto al servirse en una fuente excesivamente caliente. Algo fácilmente subsanable, basta con que la fuente en cuestión simplemente se atempere. Se puede acompañar esta chuleta con una buenas patatas fritas. De los postres, nos gusta la pequeña selección de quesos. En la parte dulce, agradable la manzana asada con crema inglesa y helado de almendras y muy buenas las tradicionales cañas de crema. La propietaria atiende con amabilidad el comedor.

Cierra domingos noche. Barra.