La vida de Tita Cervera a través de los ojos de Nieves Herrero: una historia de luces y sombras

«Es un personaje a quien he llegado a admirar, pero nunca he conseguido comprender», reconocía. A mitad de enero de 2023 la relación entre ambas empezó a torcerse. «A mí me gusta escribir una novela, no me gusta escribir novelas románticas, ella quería una novela más romántica de la que me ha salido. Quizá ahí ha estado el problema. Le dije que yo no puedo reescribir su vida«.



Tras su entrevista con Risto Mejide abrió la caja de Pandora entre madre e hijo e hizo que repercutiera en su trabajo con Nieves Herrero. «No seguimos hablando». Meses después la periodista descubría que Tita cancelaba el trabajo conjunto de tres años. «Nos enterábamos todos a la vez: los espectadores, la editorial y yo». La propia baronesa fue la encargada de comentárselo a Susana Griso.

El libro comienza con los últimos meses de vida de Heini, su último marido. Tita y él estaban profundamente enamorados. Una de las anectodas que revela el libro es el 'secuestro' que tuvo que organizar de su marido, del hospital francés en que estaba ingresado, tras sufrir un ictus en mayo del 1994. Sus hijos mayores estaban dispuestos a internarlo en un psiquiátrico y ella se negó a toda costa.

En las páginas escritas por Herrero queda patente la mala relación de la baronesa con los hijos de Heini, en concreto con George, fruto de su primer matrimonio con la princesa Teresa zur Lippe-Weissenfeld, quien intentó en todo momento hacerse con el control de todo. Tita nunca se lo puso fácil y menos después de todo el sufrimiento que causó a su marido.

El primer amor importante de Tita fue a los 14 años con Manuel Pierre, un amigo de su hermano, diez años mayor que ella. Su madre le prohibió casarse con él, a cambio de la negativa la joven pidió a su madre permiso para presentarse al certamen de Miss España en 1961, con 18 años. Tita se coronó la mujer más bella de nuestro país y segunda dama de honor en el concurso de Miss Universo en Long Beach (Los Ángeles). Allí viajó con su madre y se codeó con el Hollywood de la época.

El destino le esperaba en un vuelo a Ginebra en 1962 donde coincidió con su primer marido, Lex Baker. Tita se acercó a pedirle un autógrafo y surgió el amor. El 6 de marzo de 1965 se casaron en Ginebra. Era el quinto matrimonio para él y el primero para Tita. Las infidelidades por parte del actor marcaron su matrimonio. De él le queda Más mañanas, la casa de Sant Feliu, los terrenos eran del padre de Tita y él pagó la obra de la casa, que aún hoy conserva. Se quedó con las ganas de tener un hijo, una idea que él retrasó ya que tenía tres de sus anteriores matrimonios. Pero un infarto en pleno centro de Nueva York en mayo de 1973, a los 54 años, truncó su futuro

Desconsolada por la muerte de su marido regresó a España. Aquí conoció a su segundo marido, Espartaco Santoni, actor y productor con fama de latin lover. Ella con ganas de ser actriz consiguió un papel para una de sus películas. Se enamoró locamente y se casaron en Nueva York en febrero de 1975. Santoni, arrastraba deudas millonarias y terminó arruinándola. En 1976 fue detenido por presunta estafa y falsedad de documentos y pasó 35 días en la cárcel madrileña de Carabanchel. Carmen se quedó sin casa y sin muebles para sacarle de allí. Pero luego le dejó, y más tarde se enteró de que su matrimonio no fue legal. Espartaco era bígamo y su matrimonio fue declarado nulo.

Tita conoció con Manuel Segura, un publicista con el que mantuvo una relación de dos años fruto de la cual nació su primer hijo Borja, el 24 de julio de 1980, un año antes de conocer al barón. Al conocer el embarazo de Tita, Manuel rechazó casarse con ella y hacerse cargo del niño. No estuvo presente en el parto y no conoció a su hijo hasta varios años después.

Tras dos matrimonios, el primero con el actor Lex Barker, uno de los grandes amores de Tita, y un segundo no válido (por bigamia) con el productor Espartaco Santoni, Carmen Cervera conoció al que se convirtió en su segundo gran amor, Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza.

Parecía cosa del destino, los amigos que llevaron a Tita a Cerdeña querían marcharse a la Costa Azul. Carmen no quería, así que se quedó a pasar la noche en la vivienda de otros conocidos con el fin de coger un avión a España al día siguiente. Estos intentaron convencerla para que se quedara unos días más y pudiera asistir a una cena que iban a prepararle al barón Thyssen y a su mujer , Denisse Thyssen, aunque ella declinó la oferta. Tita no consiguió vuelo para salir del país, así que volvió a la casa de sus amigos y asistió al evento que cambió su vida. Desde esa noche el barón tenía claro que Tita se convertiría en su quinta esposa, no se equivocó.

Entre las páginas del libro sobrevuela la duda de la paternidad de sus hijas, nacidas por gestación subrogada en Estados Unidos, Carmen y Sabina. «Tita Thyssen me contó con toda sinceridad quién fue el donante. Sin embargo, por respeto a la confidencialidad de las conversaciones mantenidas con ella para el libro que se frustró y el derecho a la intimidad de las menores, el secreto seguirá a salvo conmigo hasta que ella, como ha anunciado, desvele públicamente la identidad del padre». Intuye que ese momento podría ser su mayoría de edad.

«No les interesa para nada la fama. Carmen es muy estudiosa, quizá vaya a Harvard y le interesa la Economía y el Derecho. Sabina tiene un enorme talento para el arte, canta, toca el piano... Ambas tienen una educación increíble, dan mucho amor y son muy felices en su burbuja. Saben quién es su padre y están tranquilas», asegura Nieves.