La última polémica de Kate y Guillermo: prohíben pasear perros cerca de su futura residencia
Los vecinos ya se han quejado amargamente de que no puedan seguir con sus costumbres de hace décadas
«Pagamos cada año para el mantenimiento del parque, pero no vamos a poder disfrutarlo», lamentan
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El Príncipe Guillermo y Kate Middleton, en una imagen reciente.
Mientras preparan su mudanza a su nueva mansión, el Príncipe Guillermo y su esposa, Kate Middleton, han decidido extremar las medidas de seguridad en el entorno de su residencia en Windsor y una medida ha soliviantado especialmente a los vecinos de la ... zona, tan amante de las tradiciones: no poder seguir paseando a sus perros junto al muro.
Resulta que los Príncipes de Gales han decidido levantar una especie de 'zona de exclusión', un área en la cual los potenciales intrusos podrán ser arrestados por las fuerzas de seguridad, según establece el ministerio del Interior británico. Se trata de una zona restringida con un perímetro de 3,7 kilómetros y una superficie de unas 61 hectáreas.
La reacción de los afectados no se ha hecho esperar y los propietarios de perros han explotado al recibir la orden de marcharse de la zona cercana al hogar definitivo de Guillermo y Kate, y afirmaron que el cierre de un aparcamiento y la prohibición de acceso por parte del Ministerio del Interior es «un golpe bajo».
Los vecinos, en pie de guerra
Si ya hubo protestas por todos los ruidos que están armando los obreros que trabajan en las reformas de la futura mansión, ahora ha llegado esto de los perros y el muro que protegerá a los Príncipes de Gales. La Familia Real estará protegida por una zona de exclusión alrededor del Forest Lodge, una mansión de ocho habitaciones.
Un aparcamiento y una puerta de acceso al Gran Parque de Windsor, por cuyo uso los vecinos pagaban 110 libras al año, cerraron definitivamente su acceso el domingo. También se inició la instalación de vallas para limitar el acceso a la zona y los abonados del parking no fueron informados hasta apenas una semana antes, invitándoles por carta a cancelar su contrato contactando con el «equipo de membresía» para hablarlo».
Se ha levantado una pronunciada valla de madera que aísla la casa del parque que hay alrededor, con los habituales carteles amenazantes que advierten al paseante de la obligación de mantenerse alejado de la zona. Una orden decía: «Debido a la designación pendiente de parte del Gran Parque como área de exclusión, el acceso a través de Cranbourne Gate cesará permanentemente». También se han plantado árboles adicionales para ocultar la vista de la casa y ya hay cámaras de seguridad por todas partes.
La amargura del Sr. Brown
Pero lo que más ha indignado a los lugareños ha sido lo de los canes. «Muchos de nosotros llevamos 20 años paseando aquí a nuestros perros, pagamos cada año para el mantenimiento del parque, pero ya no vamos a poder usar parte de él», ha lamentado una vecina en charla con 'The Sun'.
Este periódico ha hablado con el ingeniero mecánico Tom Bunn, de 32 años, quien solía aparcar en la entrada para pasear a su perro de nueve años, el Sr. Brown, por los campos cercanos a Forest Lodge. «Obviamente, es decepcionante, ya que a mi perro le encanta este lugar», ha dicho.
Su lamento continuaba así: «Venimos aquí cada dos semanas y ahora tendremos que buscar otro lugar para que (el Sr. Brown) recorra sus kilómetros. Pero entiendo perfectamente que la seguridad de Guillermo, Kate y su familia es primordial, así que debemos asegurarnos de que puedan vivir felices aquí». El rostro del propietario del Sr. Brown, como mostraba una fotografía de 'The Sun', era todo un poema.
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