Soledad en la capilla ardiente de Víctor Manuel de Saboya
Los funerales por el hijo del último rey de Italia serán en la tarde del sábado en el Duomo con 400 invitados, entre ellos la Reina Doña Sofía
Muere a los 86 años Víctor Manuel de Saboya, hijo del último Rey de Italia
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Iniciar sesiónSerá poco 'Real', con pocos famosos y sin representantes de las instituciones italianas, el funeral de Víctor Manuel de Saboya, hijo del último rey de Italia, fallecido el pasado domingo en Ginebra, a los 86 años. Se celebrará en la tarde del sábado en ... el Duomo de Turín. Entre los cuatrocientos invitados está la Reina Doña Sofía.
A mediodía del viernes, la capital de Piamonte asistió dividida, silenciosa e indiferente a la llegada del féretro del príncipe Víctor Manuel de Saboya. Solo unas decenas de personas esperaban con curiosidad la llegada del coche fúnebre con el ataúd del primer Saboya sin corona, heredero de un trono que no existía, porque Italia eligió la República por medio de un referéndum el 2 de junio de 1946.
La capilla ardiente se ha instalado en el palacio-ciudad de Venaria Reale de Turín, una de las antiguas residencias de los Saboya. Dedicada a la caza, de ahí el nombre de 'Venaria', su construcción finalizó en 1675, y fue declarada por la UNESCO en 1997 Patrimonio de la Humanidad. Ante el altar de la capilla Sant'Uberto del palacio-ciudad, obra maestra del barroco, se colocó el ataúd apoyado en el suelo, cubierto por un estandarte con el escudo de Saboya. Presentes Guardias de Honor, una institución monárquica de voluntarios que hacen servicio a las tumbas de los reyes sepultados en el Panteón de Roma.
Sentados cerca del féretro estuvieron la viuda de Víctor Manuel, Marina Doria (88 años), su hijo Emanuele Filiberto (51) con su mujer Clotilde y las dos hijas, la Princesa Vittoria (20) que es la primogénita destinada a heredar el título dentro de la Casa de Saboya, y su hermana Luisa, Princesa de Chieri. Pocas personas acudieron a dar el último saludo al príncipe de Nápoles Víctor Manuel. La única cara conocida a la apertura de la capilla ardiente era la del exparlamentario de la Liga, el ultraderechista Mario Borghezio, quien denuncia la ausencia de las instituciones: «Es una pena, una vergüenza que ninguna autoridad pública haya venido a rendir homenaje a un pedazo de historia de la Italia». En la tarde sí acudió a la capilla ardiente, por la amistad que le une a Emanuele Filiberto, el presidente del Senado, Ignazio La Russa, segunda autoridad del estado, cofundador con Giorgia Meloni del partido Hermanos de Italia. «Mi visita -dijo La Russa- es un término medio entre privada y pública, motivada para estar cerca de un amigo. El juicio sobre la Casa Saboya debe ser global, desde los siglos pasados. Hay luces y sombras, pero no olvido que la dinastía Saboya fue la artífice de la unificación de Italia».
Víctor Manuel fue un personaje controvertido que pasó en el exilio la mayor parte de su vida, entre Portugal, Suiza, Francia y Córcega. No pudo volver hasta el año 2002, después de hacer un comunicado desde Ginebra, definiendo las estrechas relaciones de la monarquía en el pasado con el fascismo como «una mancha imborrable en nuestra familia». Desde su fallecimiento, durante toda la semana, en los medios italianos se ha desatado una polémica por los funerales, que tendrán lugar en la tarde de este sábado, en el Duomo de Turín, donde se conserva la Sábana Santa que en 1983, tras la muerte de Humberto II, la familia Saboya donó al Papa. Han sido invitadas cuatrocientas personas (300 sentadas y 100 de pie). Habrá algunas personas de casas reales, con nombres que dicen poco a la gente, salvo el caso de la Reina doña Sofía (Victor Manuel y Marina Doria estuvieron en la boda de Don Felipe y Doña Letiza en mayo 2004). No faltará Alberto de Mónaco, gran amigo de Emanuele Filiberto. Después de los funerales, en forma estrictamente privada, tras ser incinerado, será sepultado en la Cripta Real, construida bajo la basílica de Superga de Turín, tradicional lugar de sepultura de los miembros de la Casa Saboya. Fue en 1572 cuando Turín se convirtió en capital del ducado de Saboya.
Ante la interminable polémica que han suscitado los funerales de Víctor Manuel en el Duomo y la sepultura en Superga, su hijo Emanuele Filiberto ha declarado a La Stampa de Turín: «Basta de polémicas, respeten nuestro dolor. Superga es la cripta de la Casa de Saboya, construida por los Saboya. ¿E qué otra parte debería descansar mi padre? La polémica en su contra es un deporte nacional. Yo digo: 'está bien', pero al menos respetennos en estos días difíciles para nuestra familia«. El historiador Franco Cardini, que se declara «hostil a la dinastía Saboya, salvo pocas excepciones», afirma que «la historia no se puede borrar y a los difuntos siempre se les debe respeto y sereno reconocimiento. Su último deseo debe ser satisfecho: Que duerma con sus antepasados, en la tierra de sus antepasados. Nadie podrá reprocharnos -concluye el historiador Cardini- un gesto extremo de generosidad y libertad».
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