Todo sobre la boda de Marta Elorduy y Jean Philippe Denizot: un descapotable, un alivio y máxima privacidad

Lo primero, el alivio. Familia e invitados respiraron al ver que el día se iba aclarando y que el tiempo daba una tregua después de un mes lleno de lluvias e inclemencias que obligaron a la pareja a estudiar escenarios alternativos con el que operar sin dejar nada a la improvisación en caso de agua. No ocurrió y todos se felicitaron por los agradecidos ratos de sol.

A las puertas del templo renacentista se congregaron muchos invitados de postín. Por ejemplo, Adolfo Suárez Illana, buen amigo de Jean François Denizot de Borbón-Dos Sicilias y Begoña Elzaburu Pérez de Guzmán, condes de Aquila y marquesa de las Claras, quienes casaban a su primogénito con la joven ejecutiva, especializada en recursos humanos y con cargo en la consultora Deloitte.

Entre las personalidades que presenciaron la ceremonia nupcial se encontraban el ya mencionado Adolfo Suárez Illana junto a su mujer, Isabel Flores Santos-Suárez, hija del ganadero Samuel Flores y de Isabel Santos-Suárez Barroso. Tampoco se quisieron perder la cita la escritora Ana García-Siñeriz, Kubrat de Bulgaria, el hijo de Simeón de Bulgaria, quien acudió acompañado de su mujer, Carla Royo-Villanova (56).

La novia llegó a la iglesia presumiendo de Mercedes descapotable y anillo para congregar todas las miradas de los invitados. Cuando se bajó, se procedió al examen de su vestido de bodas, para la cual Marta Elorduy eligió un diseño de escote asimétrico complementado con un choker, pendientes de cristales y un ramo de girasoles, sin duda una elección original. El novio, fiel a su personalidad, renunció a cualquier extravagancia y se decantó por un chaqué con chaleco en tono crema combinado con una corbata gris.

Tras la emoción de la eucaristía, los recién casados se dirigieron a la finca Las Muelas, propiedad familiar situada en el Parque Nacional de Cabañeros y lugar elegido para el convite. Se trata de una finca de más de 1.700 hectáreas que en su día era centro de reuniones de cazadores y que la familia del novio le compró al empresario hostelero Antonio Catalán hace años. Una de sus virtudes es la garantía de privacidad que ofrecen sus instalaciones.

No había que pensar mucho en la organización del convite, pues cabe recordar que Jean François Denizot, el padre del novio, es el fundador de Oca Eventos. A todos los invitados se les pidió la máxima discreción posible para preservar la deseada intimidad que anhelaban los novios y la familia.