César Cadaval: «Claudia Schiffer en Rota no dura ni un minuto»

César Cadaval junto a su hermano y otros amigos en la playa. ABC

Es la mitad de Los Morancos, un tipo apacible, tranquilo, algo maniático, «palangana», hipocondríaco, que ama el cante, que encuentra identificación plena con su entorno trianero más inmediato y que sabe disfrutar de los pequeños gestos que rodean las tradiciones de su tierra tanto como ... de su familia. Veranea en Rota desde hace casi veinte años, donde ahora tiene un chiringuito de nombre «Makandé» y, cuando pisa la playa, enciende los radares para detectar y absorber toda la gracia y la espontaneidad que se derrama en «el mayor espectáculo del mundo», como él denomina a un domingo de playa en Andalucía.

- ¿Cómo recuerda las vacaciones de su infancia?

- Las recuerdo en Sanlúcar de Barrameda, con mucho cine de verano y bocadillos de tortilla a la francesa.

- ¿Qué razón le llevó a Rota con los suyos y no a otro sitio?

- Fue casualidad. Nos trajeron mis padres y somos ya medio roteños.

- ¿Es verdad que algunos de sus mejores gags los escuchó antes en esta playa?

- En ésta y en otras muchas de Andalucía. Sobre todo los domingos.

- ¿Qué es lo mejor que ha escuchado en lo que va de verano?

- Una frase de una madre, a gritos y desde la orilla: «¡Anamaría, aguatapá no quiero, del shoshete pa´bajo ná má!»

- ¿En qué pone especial empeño en vacaciones?

- Intento descansar, pero el trabajo me lo impide, así que procuro que lo disfruten mis hijos.

- ¿Cuál ha sido su verano más original o más extraño?

- Un verano en Marbella con el Beni de Cádiz, buscándonos la vida en el restaurante de Marisa. Le servimos una cena en un yate a un jeque y sólo en lechugas le cobramos cincuenta mil pelas. El resto del mangazo fue del mismo calibre que el de la ensalada. Las lechugas más caras del mundo.

- ¿Practica la siesta en casa o en la arena?

- En mi casa, manchando de baba la almohada.

- ¿Madruga o trasnocha en vacaciones?

- Las dos cosas, porque con cuatro niños es difícil quedarse en la cama.

- ¿Cuesta trabajo sacarle de casa en estas fechas o se apunta al primer tinto de verano que le proponen?

- No me cuesta ningún trabajo echarme a la calle. Me apunto a cualquier cosa: al Rocío Chico, a los toros en El Puerto, a cenar en Bajo Guía...

- ¿Sabe ya cuántos euros son mil pelas?

- Estoy un poco torpe en eso, pero sé que cuatro mil reales son mil pesetas.

- ¿Qué tipo de música desea escuchar habitualmente al levantarse?

- Música tranquilita y relajante.

- ¿Desayuna en casa o en el chiringito «Makandé»?

- Sólo zumo de naranja y en casa.

- ¿Qué le impide hacer un castillo de arena en la orilla con sus hijos, su religión o la fama?

- Aunque me puedan dar la lata, si quiero lo hago, pero me salen como el de Triana, medio ´arrumbao´.

- ¿Prefiere bañarse o contemplar el paisanaje?

- Depende cómo esté el agua, pero como soy Moranco, también miro si hay moros en la costa.

- ¿Alguna vez encontró sirenas varadas en la playa?

- Las sirenas son para las ambulancias y veo a diario «La sirenita» en el video con mi hija. De ahí no paso.

- ¿Ha averiguado ya lo que comen las muchachas de ahora?

- Me gustaría que comieran de todo, para que se olviden de las anorexias y esas tonterías.

- ¿Imagina a Claudia Schiffer luciendo tipo en La Costilla y no en Mallorca?

- No dura ni un minuto. Pero creo que ella no pega aquí. Prefiero a La Paquera de Jerez en esta playa.

- ¿El mayor espectáculo del mundo es el circo o un domingo en la playa?

- Lo segundo, sin ningún género de duda.

- ¿Ha empezado algún libro en estas fechas?

- Tengo poco tiempo, pero por recomendación de mi mujer estoy leyendo «Los pilares de la tierra», de Ken Follet.

- ¿Le han pillado algo en Gescartera?

- No me han pegado ningún «mangui».

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