Risto Mejide y Laura Escanes, un amor que comenzó y terminó en las redes sociales

Una vez conectados por la red, se dieron los teléfonos y, como quinceañeros analógicos, se pasaban horas hablando. En apenas unos días, llegó el primer encuentro. Tras varias citas, pasaron su primera noche juntos y fue tanta la pasión, que se produjo un pequeño descuido por parte de Risto. Al terminar, Laura le preguntó: «¿Tú siempre follas con gafas?» Por un momento, la influencer creyó que formaba parte de su estrategia: «Pensé, joder, sí que lleva lejos el personaje…» Pero no, solo fue un descuido provocado por los nervios y, sobre todo, por su deseo que quedar muy bien ante ella. No volvió a suceder.

Dos años más tarde, el 20 de mayo de 2017, se dieron el 'sí, quiero' con el primer conflicto a propósito de su edad sobre la mesa: Juan Carlos Escanes, padre de la novia y padrino del enlace, declinó la invitación. Su descontento provocó un cambio de planes y, finalmente, fue la madre de la novia, Anna Espinosa, quien la acompañó de la mano hasta el altar. Biógrafa de sí misma, Laura mostró la imagen en blanco y negro, con el hashtag #incondicional. Con las mismas palabras que sedujo a su marido, confesó a sus 1,7 millones de seguidores qué significó ese día: «Se lleva el premio al mejor momento del año (y seguramente de mi vida). No puedo ser más feliz y no le puedo pedir más a la vida». A la boda no faltaron sus mejores amigas, las mismas que, cuando descubrieron el pastel, pensaron que Risto sería el perfecto 'sugar daddy': «La reacción de mis amigas cuando vieron que me liaba con él es que pensaron que nos lo pagaría todo», confesó a sus 'followers'.

El momento más importante de la pareja llegó con el nacimiento de Roma, que ahora tiene tres años. «Ser madre te cambia la vida, te cambia absolutamente todo», confesaba ella. «Tener hijos es como tener una goma de borrar que borra todo lo que ha pasado antes en tu vida», confesaba él. En su pódcast 'Cariño, ¿pero qué dices?', Risto y Laura han hablado de las complicaciones de pareja que conlleva la llegada de un bebé a casa. Ella estaba cansada y nerviosa, pero él parecía relajado y tranquilo. Ella se preparó para la maternidad, él parecía desganado…. Al menos, según Laura.

A ella, la forma de afrontar la nueva realidad le costó acudir a terapia. Fue tal la presión que aseguró: «Me duele. ¿Y si estuviera intentándolo y no pudiera? ¿Y si hubiera tenido un aborto? (…) Ahora mismo no tendría otro hijo, creo que no tendría ningún hijo más». Sea como fuere, Roma ha sido una pieza clave en la decisión de la pareja: «Ser padre es un reto, y descubrimos cosas el uno del otro que antes no conocíamos». Qué feliz vive uno en la ignorancia.