JC Reyes: «Cuando los guardias de la cárcel me dijeron que había ganado un Disco de Oro, no me lo creía»

¿Este es el concierto más importante de su carrera?

Sí, a nivel mediático y también emocional. Cantar en el Wizink es colgarse una medalla más, hermano.

¿Va a tirar la casa por la ventana con la puesta en escena?

Sí, hermano. No estamos para hacer las cosas tranquilitas esta vez (risas). La gente está esperando un gran concierto por mi parte, y estoy preparado para dar lo que quiere todo el mundo.

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En momentos como este es cuando uno se acuerdo de cómo empezó todo, ¿no?

Sí… La primera vez que hice una canción fue gracias a un colega del barrio, que conocía a un payo que tenía un estudio, y me invitó a pasarme a grabar algo. Yo hasta ese momento lo único que hacía era rap freestyle en la calle. La canción no salió con ninguna discográfica ni nada, pero funcionó muy bien. Salimos ahí a lo loco, con una portada que si la ves te meas de la risa. El resultado que tuvo me sorprendió mucho.

Y ahí ya dijo «esto es lo mío».

Pues tampoco fue así exactamente. Yo seguí haciendo música porque me gustaba, y poco a poco se fue viendo claro que podía dedicarme a ello.

¿Y en qué momento se dio cuenta de eso?

Cuando me dieron el primer dinero por '34 amor y mafia', el primer tema que hice después de firmar un contrato de distribución. Con eso pude arreglar unas cuantas cosas.

¿Se refiere a saldar deudas?

No, a cumplir metas.

Con la avalancha de artistas urbanos que hay, ¿qué cree que tiene JC Reyes que le diferencia de los demás?

A Dios, hermano.

Algo más habrá...

Bueno, si consideras que tener a Dios no es suficiente para conseguirlo todo, esa es tu perspectiva. Yo te estoy diciendo cuál ha sido la clave. Es Dios, hermano. Yo no he estudiado música ni nada, yo me saqué mi graduado como todo el mundo, y después empecé con la música y gracias a Dios se me dio bien, sin ninguna preparación, sin estudios y sin nadie que me aconsejara ni nadie que me guiara. Trabajando duro es como hemos llegado a donde hemos llegado, que ahora mismo es los primeros puestos de las listas en España.

Creo que una de las cosas que más le gusta a la gente de usted, es que se nota que ha vivido las cosas sobre las que canta.

Estoy de acuerdo en que puede ser una de las claves de mi éxito. Hay otros artistas a los que se les nota que no tienen nada que contar. Al público le gusta el morbo, y como yo he tenido una vida un poquito complicada, se me nota que tengo corazón, que tengo historias que contar.

De hecho, su primer Disco de Oro lo recibió en la cárcel tras ser detenido por un atraco.

Sí, sí.

¿Cómo fue el momento en el que se enteró?

Me lo dijeron los guardias y yo no me lo creí, estaba convencido de que se estaban riendo de mí. Pero luego me dijeron que lo habían visto en la tele, y ya empecé a pensar que era verdad.

Es una escena de película total. ¿No le han ofrecido hacer una?

Sí, un par de veces. Pero ahora mismo estofe enfocado en otras cosas, en la música y en mi familia (tiene cuatro hijos), y no me gusta hablar antes de tiempo. Todavía tengo muchas cosas por hacer antes de contar mi vida.

Bien pensado. ¡Es que en realidad no lleva ni cuatro años haciendo música!

Claro. Lo que pasa es que la gente de pronto se piensa que tengo que explicar todo lo que me ha pasado en la vida. Y eso uno lo hace cuando considera que es el momento, no cuando se lo piden. Ahora mismo mi objetivo es dejar huella en la música. Necesito dar más pasos de gigante para tener más cosas de las que hablar.

«Soy supersticioso y no me gusta sacar discos, porque siempre traen algo malo»

Después de su paso por la cárcel, se dice que los artistas de la escena no querían colaborar con usted. Eso ya ha quedado atrás, ¿no?

La verdad es que sí, que ya se ha pasado. Igual que con muchas otras cosas, pero en realidad no sé si debo hablar de eso, hermano. La gente me trae sin cuidado, yo sigo grabando, grabando, grabando, y he conseguido lo que quería. Me gusta estar en el número uno, pero no es lo más necesario. Con tener mi casa, alimentar cuidar a mi familia, a mis hijos y a la gente que quiero, es suficiente.

He leído que es muy supersticioso, y que cada vez que saca un disco o una canción, pasa algo malo. ¿Todo en orden por ahora?

Es verdad que soy supersticioso. Por un lado no me gusta sacar álbums, siempre traen problemas.

¿Como cuáles?

No sé… No quiero hablar de eso.

También he leído que ahora, a l componer, tiene más presente el hecho de que lo que publique lo va a escuchar mucha gente joven, se preocupa por lanzar mensaje más constructivos, más positivos.

O más maquillados. Ya no soy tan directo, ya no tengo esa agresividad metida en el cuerpo. Eso pasaba cuando era más adolescente, y en parte es normal. Ahora tengo veintisiete años, he madurado, estoy esperando mi quinto hijo y no es plan de seguir por ese camino.

También fue un error lo de publicar aquella foto de Rosalía desnuda manipulada con Inteligencia Artificial. ¿Por qué lo hizo?

Porque era demasiado espontáneo. Esa foto la vi en algún lado y la compartí sin pensar, sin ninguna maldad. Pedí perdón a la chavala, y en cada entrevista que hago vuelvo a pedirle perdón. Creo que va siendo hora de pasar la página. Lo que pasa es que a mí se me trató de una forma distinta, me dijeron unas barbaridades… Yo entiendo que estuvo muy mal, porque además en ese momento la chavala tenía una relación, y se vio sometida a una presión mediática y también a una presión en casa.

La escena urbana andaluza, que suele tener pellizcos flamencos, pega cada vez más fuerte. ¿Cree que esa tradición musical les ha dado herramientas que otros no tienen?

A ver, te lo voy a explicar: ser gitano y de Andalucía me ha dado todo lo que necesito para hacer música. Yo aprendí lo que era un tono escuchando cante y toque, escuchando a mi familia cantar… Lo que pasa es que luego tuve mis gustos personales. Pero siempre con el flamenco como base.

¿Quiénes son sus dioses de la música, sus grandes referentes?

No, hermano. Yo a la gente no los llamo dioses.

¿Ni siquiera a Camarón?

A Camarón sí, muchísimo (risas). Soy fanático de Camarón a morir. No hay ningún gitano al que no le guste Camarón, sólo pensarlo es casi una falta de respeto, hermano. Pero ni a él mismo le gustaba que le trataran como a un Dios.

¿Sigue habiendo racismo con los gitanos en la industria discográfica?

Muchísimo. La industria, los artistas, los que sueltan la pasta…todos siguen creyendo que los gitanos vamos montados en un burro. Si me compro un Lamborghini no parece que vaya mucho en burro, ¿no? Muchas veces se han pensado que soy tonto por ser gitano. Y en realidad, una de las razones por las que no colaboro con muchos artistas, es esa. La gente sigue siendo muy racista.