Rafa Sánchez: «Con las drogas tapaba mi inclinación sexual»

—Acaba de llegar de Colombia donde ha dado unos conciertos y este fin de semana ha pasado por A Coruña en una gira que no tiene límites.

—Participé en el 'Concierto de conciertos' con otras bandas, también españolas, como Torero, Amistades peligrosas o Mikel Erentxun, y ahora acabo de pasar por A Coruña, luego Torrenueva, Torrejimeno… La verdad es que este verano no paro y puedo decir que estoy en una época buenísima. Cuando acabe estas galas quiero repetir en Colombia y después ir a México.

—Antes las giras eran con La Unión hoy va en solitario como Rafa Sánchez. ¿Sólo ante el peligro?

—Quieras o no he estado solo ante el peligro desde el principio porque en el escenario con La Unión siempre era quien llevaba la voz cantante. Lo bueno es que me he sentido muy arropado por los músicos, pero en eso antes era igual incluso alguno continua conmigo después de más de veinte años, por lo que lo único que ha cambiado es el bajista, Luis Bolín, que es con quien tengo el pleito.

—¿Hay alguna manera de arreglar las cosas con Luis Bolín y evitar el juicio que tienen sobre la propiedad del nombre del grupo?

—Nuestra relación a nivel personal es nula y por eso ahora estamos esperando el veredicto sobre la marca La Unión aunque en mi caso doy por zanjado el tema.

—Usted defiende que sea de los cuatro componentes mientras Bolín pleitea por su 50 por cien y la otra mitad suya.

—Exacto. Lo que no me parece normal es que ahora haya dos grupos de La Unión funcionando con las dudas que eso genera. Te aseguro que mi interés es salir como Rafa Sánchez aunque hay promotores que ponen de coletilla de La Unión pero es que Bolín sale directamente como La Unión. Personalmente considero que cuando nos separamos se acabó todo y ahí debió quedarse. Creo que es confuso para el público y ya se ha dado alguna situación que la gente no estaba conforme con lo que veía y no hablo por mi caso.

—Las rupturas entre bandas no son tan extrañas. A fin de cuentas pasa hasta en los mejores matrimonios.

—Al final no había magia a la hora de componer las canciones y en este mundo cuando la inspiración no funciona acaba teniendo la palabra trabajo el sentido mas peyorativo.

—Sabemos que es una persona muy introvertida pero muy abierta sin embargo en las entrevistas. ¿Emocionalmente cómo se encuentra?

—Estoy muy bien, tengo pareja nueva desde hace cinco meses y estoy en plena luna de miel que espero me dure veinte años. La verdad es que me siento muy contento. Había pasado un duelo tras terminar otra relación muy bonita de cuatro años y he llegado a la conclusión de que ese es el plazo de la fecha de caducidad de muchas historias. En mi caso salvar los cuatro años empieza a ser un reto pero espero que ahora sea a largo plazo porque me gusta ir construyendo poco a poco además de ser muy fiel con mi pareja.

—Es lo que le decía. Da gusto hablar con usted por el ejercicio de sinceridad que hace.

—No me arrepiento de mostrarme como soy porque cada vez tengo menos fantasmas en el armario. Creo que es hasta terapéutico porque cuando haces las cosas es por intuición y cuando las explicas entiendes el sentido de esas reacciones.

—¿Es de los que se cuestiona todo?

—Siempre hay que estar cuestionándose todo porque lo peor es dar por hecho que ya lo sabes y ese es el mejor momento para equivocarse.

—¿Hoy ya sabe qué le hizo caer en las drogas y qué le ayudó a salir?

—Al principio pienso que fue la falta de información que había en mis años de joven. Luego he reflexionado y llegado a la conclusión de que lo que tapaba con drogas era mi inclinación sexual. Seguía teniendo sexo con mujeres y justo cuando dejé las drogas entendí que vivía engañado. Quiero pensar que ahogaba en drogas mi inclinación y sentimientos.

—¿Qué le hizo cambiar y abrir los ojos?

—Fue el sino de los tiempos. Empezó a salir cierta apertura y en vez de sentirme un bicho raro notaba que cada vez había más gente alrededor y ese ambiente fue lo que me relajó. Pasé de sentirme alguien extraño que tenia que ocultarme a sentirme orgulloso de mi condición. Fue el sino de los tiempos.

—¿En sus canciones no cantaba esta sinrazón que le tocó vivir?

—Hay temas que en cierta manera velada lo decía pero se escribían sin género. Piensa que el 99,9 de las letras de La Unión son mías y en 'Pecado' o 'Verano del 82' ya estaba dando muchas pistas pero no se decía claramente porque tenía que entender que la banda no era un grupo gay y de cara al público al final prefería hablar de amor sin género.

—Lleva cinco meses feliz junto a su chico y no sé si en sus sueños está el de formar su propia familia más adelante.

—No. Me he vuelto muy egoísta y cuando veo a mis amigos con sus hijos tan entregados por sus criaturas yo no me veo.

—¿Con qué canción disfruta más en el escenario?

—Obviamente con las más conocidas disfruto viendo la reacción del público. En Bogotá ver cómo se puso la gente con el 'Lobo Hombre' se me pone los pelos de punta. Asumo que soy un divertimento y lo paso bien viendo a la gente vibrar conmigo.

—Y yo que creía que estaba hasta el moño de cantar el 'Lobo hombre'.

—Para nada. El Lobo está ahí y lo hago con mucho orgullo. En cuanto suena el primer acorde la gente se vuelve loca y eso es impagable.

—¿Cuánto tiene usted de lobo?

—Soy muy licántropo. En esta última luna llena he vivido un ritual con mi pareja que no puedo contar porque es muy íntimo.

—¿Y de cordero?

—Mucho. Soy un cordero con piel de lobo. No tengo nada de ego y eso me hace ser como soy. Si La Unión ha sido tan longeva te aseguro que es por mi forma de ser. He hecho como Ana Torroja con los hermanos Cano. He sido la bisagra entre Mario y Luis que se llevaban fatal. No me pongo medallas pero sé que soy mas cordero que lobo.

—¿Va a tener a su pareja cerca en esta gira?

—Siempre que pueda aunque lo de Bogotá se lo ha perdido. Lo bueno es que él también está relacionado con mi mundo porque es productor y dj y te aseguro que en mi casa la música suena todo el rato.