'Con luz propia' el nuevo manual de autoayuda de Michelle Obama

«Mi padre me enseñó que nadie puede hacerte sentir mal si te sientes bien contigo mismo. Y esa fue una elección porque él no dejó que la energía negativa lo quemara y fue mi ejemplo para saber reaccionar cuando los tiempos eran difíciles». «Cada día tenemos la tarea de convertirnos en una nueva versión de nosotros mismos».

La mujer de Barack Obama reconoce tener muchas frustraciones, miedos o emociones desconocidas. «Necesitamos aprender cómo querernos a nosotras mismas tal cual somos», puntualiza. Confiesa que tiene multitud de sentimientos negativos hacia su cuerpo. «Odio cómo me veo todo el tiempo, pase lo que pase», explica.

«Yo ya era alta cuando estaba en el jardín de infancia y a partir de ahí nunca dejé de crecer. Que se prestase tanta atención a mi estatura me provocó una nueva conciencia de quién era, una vaga sensación de otredad», ha admitido. «Todavía soy un proyecto en desarrollo y enfrentarme a mí misma cada mañana con algo amable sigue siendo un desafío», reconocía.

Otra curiosidad que comparte en su nuevo libro, es que aprendió a tejer en las primeras semanas de la pandemia. Eso le ayudó a mantener su mente ocupada y no caer en el pesimismo. Desde entonces, las agujas le ayudan a no perder la luz. «Con este libro pretendo enseñarte lo que utilizo profesional y personalmente para mantener el equilibrio y la confianza, lo que me ayuda a seguir adelante incluso en momentos de gran ansiedad y estrés», explica.

En el libro, Michelle Obama revela que el momento de mayor ansiedad en su vida fue cuando su esposo le dijo que quería lanzarse a la presidencia. «Es extraño pensar que pude haber alterado el curso de la historia con mi miedo», escribe. Aunque posteriormente ha reconocido que «valió completamente la pena dar ese salto al vacío».

Aunque cuando tiene esos momentos de oscuridad las preguntas surgen, «¿Hicimos mella? ¿Importó?. Tal vez no dimos la talla. Pero luego veo a mi alrededor, y cuando hay más claridad, cuando puedo librarme de esas sensaciones y pensar más racionalmente, creo que, ¡por Dios!, hay todo un mundo de jóvenes que piensan diferente sobre sí mismos por la labor que hicimos».

La pareja creó la Fundación Obama, cuya misión es inspirar a la gente para cambiar su mundo y Michelle cree firmemente que la labor que hacen hoy en día es sobre el empoderamiento de la próxima generación. «Empujamos la rueda un poco. Pero el progreso no es un ascenso firme y regular». confiesa.

Su amor por Barack Obama sigue inspirando al mundo aunque recientemente confesaba que no había sido fácil «Barack y yo fuimos a terapia de pareja. La necesitábamos desesperadamente», declaraba. «Nuestro amor no es perfecto, pero es real y estamos comprometidos con él. Esta certeza en particular está presente como un piano de cola en mitad de cualquier habitación en la que entremos. En muchos sentidos, mi marido y yo somos muy distintos».

«Él es un noctámbulo al que le gustan las actividades solitarias. Yo soy madrugadora y me encantan las habitaciones llenas de gente. En mi opinión, él pasa demasiado tiempo jugando al golf. En su opinión, yo veo demasiada televisión. Pero entre nosotros existe una afectuosa certeza que es tan simple como saber que la otra persona estará ahí pase lo que pase. Creo que eso es lo que se capta en esas fotos, ese pequeño triunfo que sentimos porque, aun habiendo pasado la mitad de nuestra vida juntos, a pesar de que nos sacamos de quicio y de nuestras diferencias, ninguno de los dos se ha alejado. Estamos aquí. Seguimos».

«En estos días, a veces miro a mi marido desde una ligera distancia y tengo la sensación de estar observando a través del tiempo. Lo que veo es una versión canosa, un poco menos flaca y algo más cansada del hombre de veintisiete años. Era encantador entonces y lo es ahora».