El Príncipe Guillermo y Donald Trump se ven en París: ¿reconciliación o sentencia para Harry?

El Palacio de Kensington se apresuró esta semana a advertir sobre los motivos de la reunión de alto nivel, en la que también estará la primera dama saliente, Jill Biden, esposa del presidente Joe Biden, a quien conoció en la coronación del rey el año pasado. Aseguran que es para «fortalecer lazos». Pero en el horizonte está el caso del Príncipe Harry, un hombre no demasiado querido ni para el Príncipe Guillermo ni para Donald Trump.

Guillermo se reunió por última vez con Trump durante su visita de estado al Reino Unido en 2019 y se cruzó con el presidente Joe Biden en noviembre de 2022 en Boston por su premio Earthshot. Y ahora los dos se encuentran entre las docenas de invitados, incluidos jefes de Estado y de gobierno, que han acudido a la llamada del presidente francés Emmanuel Macron para asistir a la ceremonia de reapertura de la catedral de Notre-Dame.

Más allá del espectáculo de la reapertura de la catedral, la presencia del presidente electo de Estados Unidos transforma el fin de semana en un momento diplomático realmente significativo. Y a múltiples niveles. Es la primera visita del Prínciple Guillermo a París desde 2017, cuando viajó con su esposa, Kate Middleton, en un viaje de dos días tras el Brexit.

En junio de este año se unió a otros líderes mundiales en Normandía para las conmemoraciones del 80º aniversario del desembarco del Día-D y su nuevo viaje llega en un momento en el que la prensa británica pone en cuestión su capacidad (y ganas) de ser rey.

El Príncipe Guillermo apenas es el octavo miembro de la realeza en número de actos institucionales protagonizados este año. Apenas ha estado en 71, que son 39 menos que el ejercicio anterior. Obviamente, una de sus prioridades ha sido estar más cerca de su mujer, pero el propio Guillermo también advirtió recientemente que no le gustan demasiado las responsabilidades y destacó su perfil hogareño. «Es complicado. ¿Que si me gusta más responsabilidad? No», afirmó tajantemente ante los medios en un acto reciente.

Pero hay otra derivada, y no precisamente menor, que arrojará el encuentro entre Guillermo y Trump, con el Príncipe Harry al fondo. Si las relaciones entre hermanos no son precisamente las mejores, el presidente estadounidense tampoco parece mantener un gran aprecio por el marido de Meghan Markle, a quien ha amenazado con echar del país.

A lo largo de estos años, Donald Trump no ha dudado en calificar a Harry como «traidor» por abandonar a la Reina Isabel II y, más tarde, incluso sugirió que su matrimonio con Meghan sería una catástrofe: «Lo dejará cuando le guste más otro tipo».

Pero sobre todo está el asunto sobre el visado de Harry, sobre el cual el presidente de Estados Unidos ha sido inflexible. «No recibirá ningún trato preferencial», ha asegurado al referirse a una eventual deportación si se demostrara que el duque de Sussex mintió en su solicitud de residencia sobre el consumo de sustancias prohibidas, que admitió en su biografía.

Así que la pregunta es obvia: ¿intercederá el Príncipe Harry por su hermano o ni siquiera discutirá la cuestión, lo que vendría a ser prácticamente un abandono a su suerte? Una cuestión de dimensiones catedralicias.