Así fue la primera boda de Cayetano Martínez de Irujo con Genoveva Casanova: en el Palacio de Dueñas, 200 invitados y mariachis
Aunque la boda fue uno de los grandes eventos sociales de 2005, el matrimonio apenas duró dos años antes de anunciar su separación
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Este sábado 4 de octubre, Cayetano Martínez de Irujo volverá a vestirse de novio. Lo hará en Sevilla, en la iglesia del Cristo de los Gitanos, un lugar cargado de simbolismo para la familia de Alba, puesto que allí descansan parte de las cenizas de ... su madre, la recordada duquesa de Alba. A su lado estará Bárbara Mirjan, la mujer con la que comparte su vida desde hace diez años y con quien se dispone a sellar su historia de amor.
El enlace, sin embargo, trae inevitablemente a la memoria la primera vez que Cayetano se dio el 'sí quiero' de la mano de Genoveva Casanova, hace dos décadas. Fue un 15 de octubre de 2005 y, pese a que los novios intentaron que fuera una ceremonia íntima y familiar, acabó convirtiéndose en uno de los grandes acontecimientos sociales de aquel entonces.
Su historia de amor
La historia de Cayetano y Genoveva había comenzado de manera casi fortuita. Se conocieron a finales de los años noventa en Sevilla, donde ella residía como parte de un intercambio de la Universidad de México, donde estudiaba Filosofía. Un año más tarde, en el 2000, surgió el romance durante una competición hípica en Jerez de la Frontera. A pocos meses del inicio de su relación, llegó un inesperado embarazo y fue en julio de 2001 cuando nacieron su mellizos, Luis y Amina.
«Lo que ha llegado ni se buscó ni se dejó de buscar, sino que vino así», declaró entonces el duque de Arjona tras el nacimiento de los niños. A pesar de que la relación aún no estaba consolidada, la pareja decidió apostar por su familia y, cuatro años después, dio el paso definitivo.
Una boda especial
La ceremonia religiosa se celebró en la capilla del Palacio de Dueñas, la emblemática residencia sevillana de la familia de Alba. El párroco Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, confesor personal de la duquesa de Alba y gran amigo del clan, fue el encargado de oficiar la unión. Para rendir homenaje a las raíces mexicanas de la novia, se colocó un cuadro de la Virgen de Guadalupe en el altar.
A las seis y media de la tarde, más de 200 invitados aguardaban expectantes. Entre los invitados habían rostros muy conocidos como el torero Miguel Báez Espuny, más conocido como El Litri y Carolina Herrera, Enrique Ponce y Paloma Cuevas, Ramón García, Curro Romero y Carmen Tello, entre otros. La propia duquesa ejerció de madrina, mientras que Larry Casanova, padre de la novia, fue el padrino encargado de acompañar a Genoveva hasta el altar.
Los mellizos, con apenas cuatro años, tuvieron un papel protagonista como pajes junto a su prima Tana Rivera, hija de Eugenia Martínez de Irujo. En un gesto llamativo, también estuvo presente Francisco Rivera, exmarido de Eugenia, que siempre mantuvo una relación cordial con la familia.
Por otro lado, Genoveva deslumbró con un diseño de Manuel Mota para Pronovias, valorado en más de 60.000 euros. Se trataba de un vestido de Alta Costura de organza y encaje chantilly, adornado con microcristales y con una cola de más de dos metros. La mexicana completó su atuendo con una chaqueta entallada a juego y una pieza muy especial: como diadema lució una pulsera que Luis Martínez de Irujo había regalado a Cayetana en su propia boda. Cayetano, por su parte, eligió el traje de maestrante de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, un atuendo cargado de tradición y solemnidad.
Tras la ceremonia, los invitados se trasladaron a los salones del palacio, donde disfrutaron de un banquete elaborado por el chef Salvador Gallego. El menú incluyó escalivada con puntillas, merluza al pil pil y un postre de membrillo con vinagreta de frambuesa. La fiesta se prolongó hasta altas horas de la madrugada y no faltaron ni el flamenco ni los mariachis, en honor a la tierra natal de la novia. Como broche de oro, Cayetana de Alba regaló a los recién casados una lujosa casa en Somosaguas.
La felicidad, sin embargo, duró poco. Apenas dos años después, en 2007, la pareja anunciaba su separación. «Discutíamos por todo. Hasta que me di cuenta de que éramos dos personas con caracteres muy fuertes. Ni opuestos ni parecidos, sencillamente fuertes», confesó Genoveva tiempo después.
A pesar de lo doloroso de la ruptura, ambos lograron mantener una relación cordial por el bien de sus hijos. Hoy, la mexicana asegura: «Para mí Cayetano es mi familia. Es mi pilar. Somos los dos pilares de una familia de cuatro». Por su parte, el aristócrata ha reconocido que siempre se preocupará por ella: «La cuido, me ocupo de ella en todos los sentidos. No es solo la madre de mis hijos, la quiero personalmente».
La boda de Cayetano con Bárbara, marcada por la madurez y más de una década de convivencia, será muy diferente a la de 2005. Entonces, el entusiasmo y la juventud imprimieron un aire de improvisación a la historia de amor con Genoveva; ahora, la decisión llega tras años de consolidación y de superar dificultades juntos.
Con una Sevilla expectante y el recuerdo inevitable de aquella primera boda, Cayetano Martínez de Irujo se dispone a volver al altar este fin de semana.
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