¿Preocupación por Carlos III? Un vaso roto en el ojo desata especulaciones sobre su salud

Ante la expectación que despertaron las imágenes, el Palacio de Buckingham se vio obligado a emitir una aclaración para evitar rumores infundados. Tal y como explicaron desde la Casa Real, Carlos III sufrió «una rotura de un vaso sanguíneo en el ojo derecho» durante la noche anterior, provocando lo que médicamente se conoce como una hemorragia subconjuntival. Desde Buckingham subrayaron que esta condición «no tiene nada que ver con otra afección», en clara referencia al tratamiento oncológico que sigue el soberano.

La hemorragia subconjuntival, aunque resulta muy llamativa a la vista, suele ser totalmente inofensiva y no afecta a la visión. Se produce cuando un pequeño vaso sanguíneo se rompe debajo de la membrana que recubre la parte blanca del ojo. Entre sus causas habituales figuran la tos o los estornudos fuertes, frotarse los ojos o incluso un aumento de la presión arterial. No requiere tratamiento y suele desaparecer en un plazo de diez días.

El derrame ocular, sin embargo, no ha pasado desapercibido. La imagen del Rey Carlos III recibiendo a la pareja presidencial francesa con el ojo inyectado en sangre ha generado un nuevo pico de preocupación sobre su salud. Según medios británicos, como 'The Mirror', el entorno del monarca insiste en restar gravedad a este contratiempo. Un colaborador cercano, citado el medio en mención el pasado mes de mayo, destacaba: «Lo que uno aprende sobre esta enfermedad es que simplemente la controla, y es lo que él hace. La ciencia ha logrado avances increíbles en los últimos tiempos, y sinceramente no veo ninguna diferencia en él de cómo ha sido siempre».

Pese a la molestia ocular, Carlos III quiso mantener intacto el protocolo de esta significativa cita diplomática. Acompañado por la Reina Camilla, recibió a Emmanuel y Brigitte Macron en el estrado real instalado en Datchet Road, donde se dispararon salvas reales para dar la bienvenida oficial. Más tarde, ambos matrimonios participaron en la tradicional procesión en carruaje hasta el Castillo de Windsor. Allí también se encontraban los Príncipes de Gales, Guillermo y Kate Middleton, cuya reaparición estaba muy esperada después de su ausencia en Royal Ascot.

Ahora, el monarca continúa con su agenda, decidido a cumplir con todos los compromisos oficiales que le permita su recuperación. Una muestra más de la actitud con la que afronta esta etapa: seguir adelante con la máxima normalidad posible, aunque, esta vez, haya sido imposible evitar que todas las miradas se posen en un inesperado derrame ocular.