Opium, la discoteca de los famosos arrasa en Barcelona

Se da la paradoja de que la sala de fiestas madrileña, frecuentado por famosos de todo tipo y en especial de futbolistas de los equipos madrileños, fue inaugurada en diciembre 2014 por un directivo del Barça, Javier Bordás, en el espacio que antes ocupaba la famosa discoteca MOMA, en el número 56 de la calle Calle José Abascal, en pleno distrito de Chamberí. MOMA había quedado clausurada hasta 2015 por exceder el aforo, pero al cambiar de dueño y rediseñarse los espacios interiores pudo reabrir sus puertas tras realizarse una declaración responsable.

Cuatro meses después, en abril de 2015, el Ayuntamiento volvió a precintarla al no cumplir con las medidas legales y de seguridad exigidas por la Ley. Pero reabrió a las cuarenta y ocho horas y desde entonces ha sido un 'place to be' tremendamente popular entre las celebrities durante casi una década.

Sus reservados de absoluto lujo y el acceso privado a través de un aparcamiento exclusivo para evitar a los paparazzi sedujeron a multitud de caras conocidas del mundo del deporte y el espectáculo, y pasar una noche allí se convirtió en sinónimo de alto estatus social. Desde Cristiano Ronaldo o James Rodríguez a Gerard Piqué y Lionel Messi o incluso el presidente del PSG, el magnate Nasser Al Khelaifi, sus reservados se convirtieron en un imán para la jet-set del balompié, y también atrajeron a otros famosos de diferentes ámbitos como Macarena Gómez, Fonsi Nieto, Úrsula Corberó, Joaquín Torres, Pipi Estrada, Lara Dibildos, Mónica Hoyos, Miguel Abellán, el tristemente fallecido Alex Casademunt o incluso El Pequeño Nicolás.

Hubo, eso sí, otro reciente episodio oscuro para la sala. En junio de 2024, su máximo responsable fue detenido por la Policía Nacional bajo la acusación de una presunta explotación laboral, en el marco de una Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social de Madrid que descubrió que había 22 mujeres trabajando como «chicas de imagen» que trabajaban en el local como «reclamo» para los clientes masculinos, con la exigencia de vestir de una determinada manera a cambio de entre 50 y 80 euros la noche y sin estar dadas de alta en la Seguridad Social. La Policía descubrió que entre esas 22 mujeres jóvenes había cuatro de ellas que se encontraban en situación irregular en territorio nacional, acusando a los gestores de la sala de cometer en una veintena de infracciones de la normativa laboral y en materia de extranjería.

No se sabe si todo esto ha tenido que ver, pero el caso es que ahora Opium Madrid ha protagonizado varios rumores de cierre que han terminado siendo dando por válidos por el diario digital El Español, que asegura que su adiós es inminente porque sus precios cada vez más elevados hacían que no registrara una afluencia de público suficiente como para mantenerla. ABC pidió una confirmación o desmentido a la empresa que gestiona la sala, Grupo Costa Este, y tras varios días sin comunicación, este lunes han asegurado a este diario que no hay tal cierre.

Mientras tanto, Opium Barcelona vive un momento de esplendor. Situada en el paseo marítimo de la Barceloneta, acaba de ser reconocida con la posición 71 de las 100 discotecas mejor valoradas del mundo según la prestigiosa lista de la revista DJ Magazine (que por cierto ha elevado al podio a dos salas ibicencas, Hï Ibiza en el número uno y Ushuaïa Ibiza en el tres). Según se explica en el artículo de la publicación británica, sus grandes virtudes son su prestigiosa ubicación -al lado de la playa-, sus tres salas y la mejora de las instalaciones. Y aunque es cierto que ha bajado 17 puestos respecto al año pasado, cuando llegó al número 54, Opium Barcelona sigue dando buenos pelotazos de marketing que la mantienen entre las más cool de España.

Sin ir más lejos, el pasado miércoles acogió el concierto de un artista superventas como Jason Derulo, y este domingo, precisamente coincidiendo con el Clásico, fue escenario del primer concierto en Barcelona de una de las estrellas mundiales del momento: Travis Scott, ex de Kylie Jenner. El artista estadounidense, que llegó a la Ciudad Condal tras confirmar su colaboración con el FC Barcelona como parte del patrocinio que tiene Spotify con el club azulgrana, actuó allí justo después del partido contra el Real Madrid, en lo que fue un recital exclusivísimo para unos pocos afortunados (ya que en su última visita a nuestro país actuó dos noches en el WiZink Center de Madrid), y que ofreció la otra cara de la moneda de Opium, ya que la sede madrileña seguro que pasó una noche de lo más triste.

El Grupo Costa Este gestiona nueve clubs, siete restaurantes, dos beach clubs y un rooftop en diferentes ciudades, incluyendo Pachá y Bling Bling en Barcelona, Costa Este en Calella o Xcess y Funky Budha en Puerto Banús.