El ocaso de Julián Muñoz, unido sin querer a Isabel Pantoja
El exalcalde de Marbella, se refugia en su familia debido a una enfermedad terminal mientras sigue preocupado por su relación legal con la tonadillera
Máxima preocupación por Julián Muñoz: ingresado, desde hace 15 días, en un hospital de Marbella
Última hora del estado de salud de Julián Muñoz: «Tiene apenas un hilito de voz»
Respaldado por una mayoría absoluta que le convirtió en alcalde de Marbella, hubo un tiempo en que Julián Muñoz presumía más de novia que de cargo. Y de los regalos que ella, Isabel Pantoja, le hacía: «Fijaos en el cordón, no en el pelo ... del pecho», señalaba el oro mientras iba pasado de copas en unas fiestas de pueblo. «Más que una obsesión, era una adicción,» llegaría a reconocer en el documental 'No es hora de la venganza, es la hora de la verdad.'
Julián Muñoz no se quedaba corto a la hora de devolver cada detalle a la tonadillera; que si escolta policial, que si un apartamento o un todo terreno. Con su bigotillo y sus pantalones a la altura del ombligo, aquel tipo de aspecto gris y gestos toscos había medrado en política a la sombra del todopoderoso y corrupto Jesús Gil y Gil, de quien aprendió las peores artes de la gestión. Nadie le tosía en Marbella: hacía y deshacía mientras se acumulaban los sumarios.
En el camino hacia el poder municipal y la fama, Julián dejó una esposa, Mayte Zaldívar, y dos hijas, Elia y Eloísa, en el ojo del huracán mediático. Macerada en rencor, la esposa traicionada no tuvo reparos en inmolarse en los platós de televisión al confesar cómo manejaban en casa las bolsas de basura llenas de dinero. Fue una ruptura dura, marcada por los insultos y las acusaciones. Pero Isabel Pantoja no le soltaba la mano a su novio mientras eran acosados por la prensa: «Dientes, dientes, que es lo que les jode», una frase que ya es historia de España.
Los tres, el matrimonio y la amante, pasaron por la cárcel. Julián fue condenado a 22 años (fueron un total de siete condenas diferentes por distintos delitos), Mayte a dos años y medio e Isabel, a dos años. Aquel triángulo amoroso estaba marcado por la ambición, la traición y el blanqueo de capitales. Cada uno de los protagonistas contará ahora una versión de lo que sucedió entonces, pero lo cierto es que 20 años después, una realidad se impone: Julián ha pasado 25 días ingresado en un hospital por un problema respiratorio y ha solicitado el alta para seguir el tratamiento domiciliario con un diagnóstico nada favorable, padece un proceso degenerativo irreversible.
Mayte ha decidido cuidarle junto a sus hijas mientras Isabel no quiere saber nada de él. Los primeros hicieron las paces y se mostraron en su momento muy unidos también por una enfermedad, el cáncer de su hija Elia. El hacha de guerra ha sido enterrada definitivamente por el bien de la familia.
Ahora, la única Pantoja que ha tenido unas palabras cariñosas para con el político es Isa, quien le ha agradecido su comportamiento en aquel tiempo: «Yo le tengo mucho cariño. Me propuso darme los apellidos», ha llegado a confesar en 'Vamos a ver', en Telecinco, demostrando hasta qué punto llegaba la relación con su madre, quien por su parte ha dado carpetazo a esa etapa de su vida: «Que me olvide y me deje en paz para siempre,» dicen que ha sido su forma de sentenciarle. Hay algo que, sin embargo, puede unirles todavía: «Es un documento que firmamos como si nos hubiéramos casado», comentó Julián en su documental.
Al parecer, aquello ocurrió en 2006 y se hizo para que él pudiera conseguir el arraigo cuando estaba en prisión, pero de mantenerse en vigor serían considerados pareja de hecho. Si ninguno de los dos lo revocó, la situación para Mayte Zaldívar se complica porque no podría solicitar la pensión de viudedad en caso de que Julián falleciera. Ni el perdón ni el cariño demostrado en estos momentos servirían para nada: no son bolsas llenas de billetes, pero es un dinerito lo que perdería.
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