Nuria Marín: «A la política española le falta un poquito de espíritu 'rockstar', como la americana»

—¿Imagino que con el cierre de ‘Sálvame’ y los cambios en ‘Socialité’ tenía más tiempo?

—Fue un momento complicado a nivel profesional, con toda la rumorología, con todo lo que estaba pasando en Mediaset, y para mí fue un mundo de fantasía donde escapar de absolutamente todo. Ha sido súper terapéutico.

—¿Y qué se ha preguntado durante este tiempo?

—Pues qué quiero hacer y quién quiero ser. Y he descubierto que tenía fuerza y poder, que no sabía que tenía como la protagonista.

—Paula, la protagonista, ¿tiene mucho de usted?

—Hay un poquito de todos, las inseguridades de Paula, a veces han sido las mías. También hay mucho de amigas, de gente que conozco, de emociones que sé que están ahí, que todo el mundo ha tenido en algún momento de sentirse pequeño o que no merecía algo. Yo vivo en una fantasía constante, o sea, soy muy fantasiosa.

—¿En algún momento del proceso se bloqueó y pensó en abandonar la novela?

—Sí, en septiembre me pasó que me perdí un poco y no sabía cómo pasar de una cosa a otra. Necesitaba hacer un salto y me quedé como atascada. Y entonces borré 40 páginas de golpe porque tienes que ser muy honesto contigo mismo todo el tiempo y reconocer que lo que has escrito no sirve y borrarlo y no mirar atrás. Y entonces ya me vino del tirón. Fue como una piedrecita que se me puso en el camino. Yo creo que eso también es extrapolable a cosas que nos pasan en la vida, que a veces simplemente hay que apartarlas para poder continuar.

—Le dedica muchas páginas al amor, ¿ha sufrido mucho por amor? ¿La han rechazado?

—En mi caso, llevo 22 años con mi novio. Nos conocimos en la universidad, él no tiene nada que ver conmigo, somos súper diferentes, es súper serio, muy intelectual. Nadie daba un duro por nosotros y nos ha ido muy bien. Pero tuve que picar mucha piedra, me costó mucho conquistarle.

—¿Cree que está sobredimensionado el amor?

—Lo ideal no existe, a veces lo mejor que te puede pasar es tener una relación normal, sana, sin tanto postureo. Que te regalen un viaje es muy romántico pero si luego es un tóxico de la vida, no merece la pena. Lo normal está muy infravalorado. Cuando veo en las revistas y las redes esas parejas que se quieren tanto, pienso que me gustaría ver si ven las series en el mismo salón o en diferentes espacios. No sé si son relaciones de verdad o relaciones de cara a la galería y las relaciones venden muchísimo.

—Dedica su Tik Tok a la realeza ¿tanto le atrae?

—Toda la vida me ha gustado, empecé aficionarme al mundo real leyendo biografías de reinas muertas. Y cuando hice periodismo, me especialicé en política y mi empeño era demostrar que política y corazón van de la mano. Mi trabajo de trabajo de final de carrera fue sobre sí el corazón de Felipe de Borbón era un asunto de Estado o no.

—Entonces es de las que piensa que la política española es aburrida y nos falta salseo…

—Por supuesto, aquí todo es como mucho más hermético. En Estados Unidos tienen la cultura del espectáculo metida en la sangre y los Obama y los Kennedy eran 'rockstars'. La política es una cosa muy seria, pero pero si quieres llegar a todo el mundo tienes que tener un poquito de espíritu de rockstar.

—Volviendo a la carrera de periodismo ¿echa en falta una especialización en prensa rosa?

—Es algo que no entiendo, porque en la universidad tenía compañeros que podían especializarse en periodismo deportivo y no había en periodismo de crónica social. La gente se cree que el periodismo rosa solo es el cotilleo y no es verdad. Se necesita un método para trabajar como contrastar las noticias, como encontrar la noticia, igual que en la prensa deportiva.

—Ahora colabora en ‘Està passant’ y presenta el programa ‘Love cost’ en TV3. ¿Todo queda en casa? 

—La verdad es que he ganado en calidad de vida pero coger el AVE todas las semanas tenía su rollo romántico. Yo me sentía una mujer empoderada, una ejecutiva máxima en el tren, escribiendo mi novela. Yo vivo en un delirio constante y eso creo que es mi forma de sobrevivir a este mundo tan complicado.

— ¿Volverá a escribir?

—Sí, lo que no sé cuándo ni el qué. Hoy me he mirado al espejo y he visto que no me había depilado el bigote (ríe) y me ha venido una idea brillante y la he apuntado.