Los nuevos desafíos de Daniel Sancho en la prisión de Surat Thani: aislamiento y barreras idiomáticas

Sancho ha sido colocado en una celda junto a otros reclusos que también cumplen el período de cuarentena de seis días, una medida obligatoria en las cárceles tailandesas para prevenir contagios de COVID-19. Este aislamiento inicial le impide recibir visitas de familiares o amigos, permitiéndose únicamente el contacto con sus abogados. Sin embargo, su confinamiento podría prolongarse si alguno de los internos resulta positivo en las pruebas de detección del virus, lo que llevaría a un nuevo período de cuarentena para todos los ocupantes de la celda.

La situación de Sancho se agrava aún más por las barreras idiomáticas. Según fuentes del penal, al llegar a Surat Thani, Sancho preguntó repetidamente si alguien hablaba inglés, mostrando signos de desesperación por la falta de comunicación. La mayoría del personal solo habla tailandés, complicando así su adaptación y su entendimiento de las estrictas reglas de la prisión.

El ingreso de Daniel Sancho en la Prisión Central de Surat Thani marca el comienzo de una nueva y difícil etapa. Tras ser trasladado desde la cárcel de Samui, donde pasó sus primeras semanas en detención provisional, Sancho ha ingresado en un centro mucho más severo, diseñado para presos con penas que oscilan entre los 15 años y la pena de muerte. A pesar de haber solicitado permanecer en la cárcel de Samui, un lugar conocido por su relativa «amabilidad» y menos masificación, su petición fue denegada debido a la gravedad de su condena.

Las autoridades penitenciarias han mantenido un estricto hermetismo sobre su estado y ubicación exacta dentro de la prisión. Aunque se sabe que Surat Thani, con capacidad para 4,730 reclusos y 626 reclusas, se encuentra saturada, no se han proporcionado más detalles sobre las condiciones específicas de su confinamiento.

La situación de Daniel ha golpeado duramente a su familia. Rodolfo Sancho (49 años) y Silvia Bronchalo (49 años), padres del joven, han mantenido un perfil bajo, evitando declaraciones públicas mientras procesan la gravedad de la condena de su hijo. La noticia ha captado la atención mediática internacional, y aunque sus allegados se han mostrado preocupados y solidarios, el futuro legal de Daniel aún depende de complejos procesos judiciales en un país extranjero.

En este clima de aislamiento y cuarentena, Daniel Sancho enfrenta los primeros días de una larga condena, en medio de la angustia por lo que vendrá y con la esperanza de que una apelación pueda cambiar su destino.