FOTOMATÓN

Naomi Campbell, esa futbolista de la pasarela

La supermodelo es un monumento de tentación, incluso ahora, de cincuentona, o postcincuentona, o precisamente por eso

Marta Ortega y Naomi Campbell EFE

Marta Ortega ha rematado la fiesta de la semana, un homenaje al fotógrafo Steven Meisel, con exposición incluida del artista. Meisel ha sido el retratista de las guapísimas de la moda de los noventa, en esa década en la que las modelos treparon ... a la fama planetaria, como si fueran futbolistas de pasarela, que es más bien lo que eran. Y caso aún son.

En aquella copa, estaban Claudia Schiffer, Elle Macpherson, Linda Evangelista, Christy Turlington, o Naomi Campbell. A estas dos últimas se las ha traído Marta Ortega a la exposición, pero no en foto, sino en cuerpo presentísimo, y ahí hemos visto que la hemeroteca de la modelo puede dividirse en dos mitades, Naomi Campbell, y el resto, si nos ponemos urgentes.

Y no sólo por los prestigios de Venus negra de Naomi, sino porque ha hecho de su biografía un podio de famosa total, vestida o sin vestir, y una página de chica de mala leche, con juzgados o sin juzgados. O sea, que nunca se está quieta.

Ahora ha sacado un rato para estar con Marta Ortega, avalando que la modelo negra de algunas fotos de Meisel existe. Porque Naomi no ha posado sólo como modelo de sastrerías de lujo, sino como ejemplar soberbio y único de la hermosura «con mucha línea de luna», que dijera Lorca, a quien seguro que le iba a gustar mucho Naomi.

De izqda. a dcha., Amber Valletta, Irina Shayk, Natalia Vodianova, Marta Ortega, Naomi Campbell, Christy Turlington, Karlie Kloss, Karen Elson, posan en la inauguración de la primera gran exposición del prestigioso fotógrafo Steven Meisel, 'Steven Meisel 1993 A Year in Photographs' EFE

Convirtió, allá por los citados noventa, a la maniquí en figura del colorín, junto a Claudia Schiffer o Cindy Crawford. Y desde entonces ha seguido prosperando, hasta hoy, con alboroto de novios donde nos sale Joaquín Cortés, si miramos a la lejanía. Naomi igual promueve un romance o noviazgo con el rapero Skepta que va a declarar porque la ha denunciado el servicio doméstico. Cambia a menudo de novio, pero la verdad es que siempre la vemos soltera.

Naomi Campbell, que tiene más de medio siglo de trote, desfila aún en París o en Milán, muy abrigada de bragas de lujo, que es como a veces se viste o desviste para los cócteles internacionales. Naomi es un monumento de tentación, incluso ahora, de cincuentona, o postcincuentona, o precisamente por eso. Tiene aún una lámina de cotización.

Se diría que viene recumpliendo los cuarenta, y está impresionante, con esa cosa de atleta de erotismo que siempre ha tenido. Las guapas de oficio de ahora son todas iguales, como si ya vinieran con el photoshop incorporado. Las modelos de hoy se llevan una pasta por posar en todos los paraísos del bikini, pero han convertido la belleza en rutina. Sólo difieren en el nombre, y a menudo ni eso. Naomi nos pegó un día el susto de ser diferente. Y aún insiste.

Las fotos de Meisel auparon en su día a Campbell, y a otras, al estrellato planetario, pero ahora, revisitando imágenes, comprobamos que la belleza no caduca, porque una mujer anula el tiempo, y porque Naomi sólo hay una. Campbell lleva años de mito en su negocio, y fue pionera en empujar a la modelo como famosa, en lograr que las modelos, hasta entonces anónimas, o casi, fueran famosas como peloteros con wonderbra, o wonderbrá, como pichichis de la pasarela, o el calendario Pirelli. Eso que le deben las de su oficio. Sinceramente, no veo yo heredera.

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