Muere Shirley Watts, esposa y amor eterno del baterista de los Rolling Stones

No ha habido un solo testimonio, ni una foto, ni siquiera un rumor que haya puesto a prueba la fidelidad de 'Charlie Boy', una mujer que conoció en 1961 durante sus estudios en la Royal College of Art de Londres y que acabaría siendo una escultora famosa, además de una renombrada criadora de caballos, la 'otra' gran pasión del Stone aparte de la música.

Al principio decidieron guardar en secreto su matrimonio, incluso de su manager y los otros miembros de los Stones -que evidentemente no fueron a una boda de la que no tenía conocimiento- por temor a que su carrera se viera perjudicada. Ya saben: los ídolos deben ser inaccesibles y a la vez mantener la remota esperanza de dejarse enamorar por una fan.

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Desafortunadamente para ellos la prensa rosa hizo un trabajo excelente, averiguó que el famoso baterista ya no era soltero y un buen día, un reportero del Daily Express le preguntó directamente por ello. «Niego enfáticamente que esté casado», replicó Watts, que ante la rotundidad de las pruebas pidió al periodista que no publicase la información: «Haría mucho daño a mi carrera si la historia se difundiera». Sin embargo, cuando le llegó el turno a Shirley, decidió no mentir. «Hace un año que queríamos casarnos y simplemente no nos atrevíamos», confesó. «Pasaron los meses y decidimos que ya no podíamos vivir separados. Estoy terriblemente feliz de ser la esposa de Charlie. Es simplemente maravilloso».

«Él no quería que la banda lo supiera porque le tenía miedo a Andrew (Loog Oldham, el primer representante de los Rolling) y todo eso», dijo el bajista Bill Wyman en la reciente biografía de Watts de Paul Sexton, 'Charlie's Good Tonight'. «Entonces lo mantuvieron en secreto durante unas tres semanas, pero luego la prensa lo publicó. Todavía estuvo negándolo durante los primeros días, aunque luego lo admitió... y no pasó nada. Todo siguió en orden».

Lo que sí se interpuso entre ellos de forma dramática fue la heroína. Charlie cayó en una terrible adicción en los años ochenta que estuvo a punto de mandar sus relaciones personales y profesionales al carajo, y ella estuvo siempre al quite para ayudarle en sus peores momentos. De hecho, Watts reveló que nunca podría haber superado aquel trance sin su ayuda. «Ahora, por suerte, gracias a mi esposa, he dejado de consumir todo lo que me metía», dijo en una emocionante entrevista de la época.

Su única hija, Seraphina, nació en 1968 y la familia se mudó a una casa rural en Devon donde Shirley fundó una granja de caballos especializada en la raza árabe. Pero antes de eso, tuvo que lidiar con los comprensibles subidones de ego de Charlie y bajarle los humos, especialmente en la transición entre los sesenta y los setenta, cuando el grupo se convirtió en una leyenda. «Una vez, Charlie llegó a casa un fin de semana, lleno de presunción por ser miembro de los Rolling Stones. Así que le hice limpiar el horno», contó en una entrevista.

Su relación siempre se mantuvo fuerte y estable durante casi seis décadas, y ambos se convirtieron en unos abuelos rockeros muy queridos por todos sus descendientes, tal como denota el mensaje con el que este lunes se dio a conocer la muerte de Shirley. «Con gran tristeza, Seraphina, Charlotte y Barry anuncian la muerte de su muy querida madre, abuela y suegra Shirley Watts. Shirley murió en paz el viernes 16 de diciembre en Devon después de una breve enfermedad rodeada de su familia. Sus hermanas Jackie y Jill, y su hermano Stephen, también la extrañarán con tristeza. Ahora estará junto su amado Charlie para siempre».

Shirley no ha querido vivir más de un año y medio sin su Charlie, un hombre con el que compartió amor, pasiones y mucho, mucho sentido del humor. «Ella es una mujer increíble», decía Charlie en el libro de Sexton. «Lo único que lamento de esta vida es que nunca estuve lo suficiente en casa. Pero ella siempre dice que cuando acabo una gira soy una pesadilla, y me pide que vuelva a irme por el mundo con los Rolling Stones».