El mensaje de amor de Amaia Montero a Gonzalo Miró... y el dardo a Cayetana Guillén Cuervo

Parece que fue ayer cuando Cayetana Guillén Cuervo pisaba una alfombra roja y cometía el desliz de desvelar que su amiga íntima Amaia Montero había vuelto con La Oreja de Van Gogh. «Yo lo sé desde hace mucho. No lo dije ni en casa. Ella me pidió que no se lo dijera a nadie y no se lo dije a nadie», informó sin saber que lo que estaba haciendo era dinamitar una amistad de dos décadas.

Porque Amaia Montero se lo tomó tan mal que no solo dejó de seguirla en redes -toda una afrenta en estos tiempos-, sino que hasta se plantea llevarla ante los tribunales por el desliz, aunque no se sabe con motivo de qué más allá de molestarle el anuncio por fuente no deseada.

Como es asunto que importa en estos días, se impone preguntar a todo aquel que aparezca en publico y haya tenido alguna relación con la imprevisible cantante vasca. Y en estas apareció por una entrega de premios Gonzalo Miró, ex de la artista, y tras varios rodeos llegó la pregunta sobre Amaia Montero y su vuelta con La Oreja. «La veréis... más pronto que tarde la veréis», manifestó para marcarse un Cayetana Guillén Cuervo en toda regla.

Lo que pasa es que en este caso la aludida se lo ha tomado bastante mejor. Nada que ver con su reacción anterior y que, de paso, ha vuelto a exponer que la cosa con la actriz tiene muy difícil arreglo. En cambio, ha expuesto que su relación con Gonzalo Miró es de enorme cariño.

Tras unos días de silencio en redes, la cantante de La Oreja de Van Gogh ha echado mano de su cuenta oficial de Instagram para compartir una imagen nostálgica -un robado de revista, por cierto- de ella y su ex disfrutando de un día de baño y sol. Aparece ella, su bikini, un barco y su ex que la mira desde el agua.

El texto es no notable. «Qué suerte, qué gran suerte tengo de tenerte como amigo… Siempre cuidándome, protegiéndome sin fallarme nunca… GRACIAS, Gonzalo Miró. TE QUIERO», ha escrito en un mensaje que viene cargado con bala si se tienen en cuenta los precedentes. Porque ese «sin fallarme nunca» ha sido interpretado de inmediato no solo como una muestra explícita de que su relación con su ex es perfecta, sino sobre todo como un dardo envenenado hacia Cayetana Guillén Cuervo, su antigua mejor amiga.

De nada parece haber servido que la actriz emitiera a las pocas horas de su desliz un mensaje público de arrepentimiento y perdón con estas líneas: «Mi respuesta a la prensa fue desde la inocencia, la ilusión y el amor que siento por ella. Lamento profundamente que mis palabras hayan provocado toda esta situación. Me siento muy triste por lo ocurrido y pido disculpas de todo corazón». Pero parece que Amaia Montero ni perdona ni olvida.