Las mascotas de las estrellas, blanco de las excentricidades que caracterizan a sus dueños

Por sus animales, los famosos son capaces de plantear implantarles cuerdas vocales, confeccionar sus propios accesorios o contratar médiums cuando desaparecen

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Las mascotas de las estrellas, blanco de las excentricidades que caracterizan a sus dueños gtres / abc / redes

Ricardo Sanz

Este mes de agosto, la revista 'Vogue' sorprendía lanzando en digital una serie de versiones de sus portadas protagonizadas por diferentes perros. Los modelos de 'Dogue' no podían ser otros que las mascotas de 'celebrities' como Demi Moore, cuyo chihuahua Pilaf, que padece ... el síndrome de la lengua colgada, le roba el protagonismo en cada alfombra roja a la que asiste con ella. «Que nadie se olvide, este es el mundo de Pilaf y el resto simplemente vivimos en él», se atrevió a decir Moore en una entrevista. Lo sorprendente es que el propio perro también lo tiene claro: tal y como le contestó a una veterinaria con el don de hablar con los animales, sabe que es una estrella.

Por legitimidad, en el planeta de los famosos sus mascotas se convierten a su vez en celebridades de pleno derecho y tienen, como sus dueños, perfiles con miles de seguidores en redes sociales, como el de Choupette, la gata de Karl Lagerfeld, e incluso páginas web dedicadas a recabar toda la información posible de cada una. Pero las estrellas, cuya naturaleza caprichosa es proporcional a su reconocimiento público, con sus animales de compañía se entregan por completo, más si cabe, a la extravagancia que los caracteriza.

La gata Choupette es, por unanimidad, la 'celebrity pet' que mejor representa lo excéntricos que pueden volverse los dueños con sus animales. Aunque Karl Lagerfeld no se enamoró como otras estrellas de exóticos canguros, monos o tigres, ni siguió la popular moda de pasear con su mascota dentro de un bolso, sí heredó con una fortuna millonaria a la pequeña felina, puso a su servicio a dos niñeras, le compró una tableta para jugar y una vajilla especial para comer e incluso escribió su propia biografía a modo de diario. Como estos, existen tantos ejemplos de excentricidades de los famosos con sus mascotas como 'celebrities' hay en el mundo.

Amor incondicional

Paris Hilton es, además de una DJ fanática de los complementos y el lujo, una zoólatra de nota, puesto que por su vida han pasado incalculables especies, desde perros, gatos, hurones y hasta un ilegal kinkajou, y profesó a todas cariño a su propio estilo. Hace más de diez años, cuando falleció su cabra, la heredera del imperio Hilton no escatimó en gastos para poder enterrarla y compró por varios miles de euros un raquítico trozo de tierra junto al nicho de Marilyn Monroe. Aunque a todas sus mascotas les preste la atención que merecen, es cierto que por sus perros siempre ha sentido una especial predilección, tanta como para construirles una réplica de su mansión en miniatura, donde pueden acomodarse en silloncitos de piel bajo miniaparatos de aire acondicionado, y contactar con el más allá si desaparecen.

Dos fueron las ocasiones en las que la empresaria estuvo dispuesta a tirar la casa por la ventana para encontrar a sus perros perdidos. Cuando su chihuahua Tinkerbell desapareció durante casi una semana, Paris ofreció 5.000 dólares de recompensa a quien lo encontrase, hasta que recordó que lo había dejado en casa de su abuela. Más disparatado fue el dispositivo que organizó para la búsqueda de su también chihuahua Diamond Baby, extraviado en plena mudanza. Ni siquiera con 10.000 dólares de recompensa, un detective de mascotas, un susurrador de perros, un dron especializado y siete médiums se pudo dar con el paradero del animal, pero su incondicional amor por él quedó más que demostrado.

A un médium también recurriría el actor George Clooney para poder despedirse, tras su muerte, con quien fue su «relación más larga hasta la fecha», el cerdito vietnamita Max. 18 años durmió con Clooney en su cama y fue tiempo suficiente para supuestamente terminar con dos de los noviazgos del galán. A pesar de ello, el cariño que tenía hacia el animal era mayor y quiso cuidar su peso contratando a un entrenador personal y una alimentación equilibrada. A la obsesión de las 'celebrities' por el mundo porcino se sumó también la actriz Tori Spelling con un pequeño cerdo de granja al cual presentó en sociedad junto al resto de su familia en un surrealista evento seguido por la prensa. Más tiempo llegó a dedicarle Spelling a su adorada gallina sedosa Coco, para quien demostró su talento para las manualidades tejiendo a mano un diminuto jersey a medida y confeccionando réplicas de sus vestidos, capas y minisombreros a partir de antiguos broches.

George Clooney con su cerdito Max abc

Tori Spelling con su gallina Coco redes

Extraña relación

Más estrecho era el vínculo que unía a algunas estrellas con mascotas que han pasado por su vida. Mientras que Salma Hayek medita y duerme con el búho que le regaló su marido por San Valentín sobre la cabeza, Nicolas Cage tuvo la misma confianza con dos cobras albinas gigantes. Las guardaba en un terrario de cristal a prueba de balas situado detrás de dos puertas cerradas con un ordenador y le gustaba sentarse en un sillón para beber vino y observarlas hasta que intentaban hipnotizarle. Con el antídoto supuestamente siempre a mano, se dice que Cage las mandaba a un rincón a pensar cuando trataban de atacarle.

Como a un hijo trató Michael Jackson a su chimpancé Bubbles, el cual le acompañó durante décadas en sus apariciones públicas. Le vestía igual que él, le dejaba comer en la mesa familiar con cuchillo y tenedor, utilizaba el baño del artista y dormía en una cuna al lado de su cama. Jackson llegó a obsesionarse incluso por convertir al mono en una auténtica estrella contratando un guardaespaldas que le protegiese, enseñándole a hacer su 'moonwalker' y consultando con un médico una posible implantación de cuerdas vocales. Se desconoce si llegó, por ejemplo, a organizar a Bubbles una fiesta de cumpleaños con otras 'celebrity pets' como la mona Chita o Lassie. Demostrado queda que los famosos son capaces de acometer las excentricidades más sorprendentes por sus mascotas que pasan también por la clonación, la composición de canciones o la planificación de sus vacaciones.

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