Marta Luisa de Noruega y Durek Verrett celebran su primer aniversario de bodas
A punto de estrenarse en Netflix el 16 de septiembre 'Realeza rebelde', la Princesa y el chamán se dedican unas tiernas palabras: «Al final, el amor siempre gana»
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Iniciar sesiónHace un año, el 31 de agosto de 2024, la princesa Marta Luisa de Noruega, de 53 años, contraía matrimonio con el chamán estadounidense Durek Verrett (50) en una boda que superaba con creces las convenciones de la realeza europea. Pero a pesar ... de todo, «al final, el amor siempre gana», ha escrito la Princesa en una carta que refuerza su amor por el chamán.
Con estas palabras la Princesa dedica una carta llena de cariño a su esposo en sus redes sociales. «Mi amado esposo… ¡Guau! Hace ya un año desde que nos casamos», arranca la misma y añade que él siempre ha visto «lo mejor» de ella, «sacando a relucir mi auténtico yo». Y remata diciendo: «Lo que más valoro es que quieres a mis hijas como si fueran tuyas», Maud Angelica, Leah Isadora y Emma Tallulah, fruto de su matrimonio anterior con Ari Behn, «y entiendes que ellas son lo primero». Sus palabras finaliza con: «Eres valiente, vulnerable, fuerte, sabio e increíblemente divertido. Al final, el amor siempre gana. Bendigo todos los días…». Su esposo, el chamán, no quiso quedarse atrás y respondió: «Te amo, cariño… eres mi sol y mi luna… es un honor ser tu hombre».
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Una boda de exclusiva
Desde el inicio, la ceremonia se desvió del guion tradicional. El enlace tuvo lugar en el Hotel Union de Geiranger, ese fiordo escénico que bien parece salido de un cuento, declarado Patrimonio de la Humanidad, y duró varios días, con fiesta de bienvenida, paseo en barco, pre-boda de corte latino y el famoso «festival de amor» como lo llamó Durek.
La princesa lucía un vestido blanco, escote en pico, bordados, velo de tul y la tiara de la cebada regalo de su abuelo rey Olav. La ceremonia, luterana y elegante, reunió a 350 invitados, entre los que estaban los Reyes Harald y Sonia, el heredero Haakon y Mette-Marit, además de realeza amiga de Suecia y Países Bajos.
Pero la polémica siempre ha rodeado a la pareja, que vendió los derechos de las imágenes a la revista ¡Hola!, algo inaudito en las bodas reales noruegas. Pero el show no acabó ahí. Se supo que varios proveedores, entre ellos el Hotel Union, no habían recibido pagos de hasta 90 000 USD tras los fastos de cuatro días. Además, algunos invitados denunciaron que, lejos de financiar la recepción, tuvieron que pagar consumiciones: cada uno unos 2700 € aproximadamente por persona, y vales dentro del convite.
Sumemos a eso la polémica por usar el título real sin permiso. Por si faltaba algo, se comenta que han registrado la marca «The Princess and the Shaman» en EE. UU., para talleres, podcasts, conferencias y demás, justo después de pactar no usar el título real comercialmente en 2022. Algo que recuerda bastante al camino que han seguido Harry y Meghan tras alejarse de la Familia Rela inglesa.
Tras los pasos de Harry y Meghan
Ahora, cuando se cumple el primer aniversario del histórico enlace, la pareja vuelve al foco mediático: Netflix estrena el 16 de septiembre Realeza rebelde: una insólita historia de amor, una producción que repasa desde los preparativos hasta la tormenta mediática que los rodeó.
Por si fuera poco, Marta Luisa ha decidido poner en venta su antigua casa de Lommedalen, rebajándola a 1,5 millones de euros, con problemas inmobiliarios vinculados a vallas y casetas de seguridad que deben ser demolidas por cuestiones de normativas. Además, las reformas de otra propiedad, adquirida junto a Durek en 2023, siguen paralizadas por trámites administrativos.
Los intereses ocultos del chamán
Este primer aniversario no está libre de rumores. En Noruega no se olvidan de las expresiones controvertidas de Durek: desde negar la eficacia de la quimioterapia hasta hablar de linajes faraónicos, o sugerir que los niños con problemas están «poseídos». Tampoco se olvida el choque entre su espiritualidad empresarial y la tradición real. La prensa lo ha tildado incluso de «charlatán peligroso» e «irracional», con voces políticas criticando su influencia sobre la princesa y el uso del título real para sus negocios.
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