Macaco: «Me gustaría ser padre, pero ahora mismo no tengo pareja»
El cantante aprovecha el lanzamiento de 'Vuélame el corazón', un disco lleno de colaboraciones, para hablarnos de su particular visión del amor
Madrid
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Iniciar sesiónPara Dani Carbonell (50 años), al que todos conocemos como Macaco, el amor ha sido siempre una asignatura complicada: «Nunca lo he llevado bien. El amor es algo curioso. Es verdad que me ha costado enamorarme, pero cuando me enamoro, me enamoro mucho ... y muy de verdad porque soy muy pasional». Y hay mucho amor en su disco 'Vuélame el corazón', en el que está rodeado de amigos como Estopa o Leiva, y se habla mucho de amor en las letras de cada canción, en las que «está mi visión particular y más íntima de ese sentimiento, por eso no puedo evitar algo de pudor en ciertos momentos.
Son cosas que me han pasado y cosas que han pasado a través de mí. En 'Un recuerdo' está el eco de una relación que ya no existe, 'Me lía' habla de un hombre que quiere más pero no se lo quieren dar, en 'Tirititrán' descubrimos cómo el orgullo puede destruir una pareja…».
Macaco se ha abierto en canal y una de las conclusiones a las que ha llegado componiendo estos temas es que echa de menos «no haber tenido una educación emocional. A todos nos iría muchísimo mejor y nos sería mucho más fácil si, desde pequeñitos, nos hubieran dado unas herramientas para podernos relacionar mejor en el amor. Al final, vamos aprendiendo todos con la práctica. Es verdad que ahora hay parte del mundo que quiere evolucionar, de ahí 'Quiéreme bien', que habla del amor consciente, lo cual no quiere decir que no haya romanticismo, sino que hay que ir eliminando los lastres que han ido de generación en generación y en los que se asocia el amor con el sentido de la propiedad, el amor propio con la soledad…».
«Yo soy partidario de que las relaciones tengan un código propio, con dos personas construyendo su mundo, con su lenguaje, sus normas…. Una pareja debe encontrar su hoja de ruta sin compararse con las demás. Y uno debe entender que lo conseguido no tiene validez en la siguiente relación, porque habrá que construirla desde cero. El amor de verdad se basa en el respeto, en escucharse, en vivir día a día y asumir que nos vamos transformando poco a poco». Así, 'Quiéreme bien' acaba con una declaración de intenciones: «No existe el amor, existen los actor de amor».
Enamorarse es, para Dani, darle de comer a las mariposas y a los dragones. ¿Por qué los dragones?: «Todos tenemos claro qué son las mariposas, pero los dragones son esos fuegos, esos revoltijos que te hacen virar y cambiar de rumbo para quemarte en esa hoguera. Es darte un trompazo contra una pared. Porque el amor tiene una parte de subidón y tiene otra de peligro que no podemos negar».
Y del amor, al desamor. No se crea igual, evidentemente: «Uno debe ser coherente con sus sentimientos. Yo puedo componer en ambas situaciones, en unos casos con unas texturas más luminosas y en otras, más oscuras. El desamor da mucho juego, es muy intenso. Pero también es bonito cantar al lado alegre de la vida, aunque hay que controlar el azúcar para que no sea un pastelito».
Macaco y Kira Miró tuvieron una relación de casi diez años. El cantante nos habla de lo importante que es mantener la amistad de las parejas que han compartido tanto: «Me encanta ver a mis amigos que reúnen con sus antiguas esposas o maridos, con sus hijos, conservando ese hilo en que se construye el futuro y no se destruye el pasado. Cuando ha habido una conexión, algo permanece siempre». En su momento, ambos reconocieron su deseo de tener hijos. Dani mantiene las ganas: «Me gustaría ser padre, pero ahora mismo ni siquiera tengo pareja». Pero intentarlo, nos confiesa, lo intenta. Ni la gira que le espera le quita las ganas.
A Dani le entusiasman los sombreros, «es algo que me viene de pequeño», nos explica. Aquí está la prueba. El disfraz lo confeccionó su tía, profesora, que de vez en cuando le ponía en este tipo de aprietos e inmortalizaba el momento. Sin embargo, Dani no parece muy contento: «No recuerdo qué pasó, pero conociéndome, seguro que me enfadé porque debía haber otro chaval con un sombrero mucho más chulo que el mío».
Echando la vista atrás, el cantante se recuerda como «un niño tranquilo que iba a su bola, jugando solo. La terremoto era mi hermana. Yo no necesitaba mucho, cualquier cosa, por pequeña que fuera, bastaba para crear ese mundillo en el que yo me perdía. También me gustaba mucho trepar, de hecho, mi madre me llamaba 'mico' porque siempre me subía a los árboles».
Pero su pasión de macaco quedaba eclipsada por su creatividad: «En todos los tests del colegio salía que era artista. Me gustaba jugar con la música, hasta el punto de quitar el frontal de los bafles de casa para sentir los graves y los agudos de los altavoces». Hijo de músicos, tenía todas las papeletas de heredar ese talento: «Recuerdo la primera vez que compuse al piano una canción, 'El galope del caballito de papel'». Su madre, María Teresa de las Heras, era cantante y doblaba a Julie Andrews en español. Su madre era Mary Poppins: «Cuando yo lo decía en clase, pensaban que yo flipaba. Pero algo así, tan mágico y especial, te amplía el imaginario».
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