Luis Medina y la polémica: un juicio por presunta estafa, un título fantasma y una alargada fama de seductor

El juicio ha comenzado y Luis Medina ya ha declarado por su presunta actividad y responsabilidad dentro de la llamada 'Operación mascarillas', en la que está imputado y cuya vista oral se extenderá hasta el 26 de febrero. Todo un via crucis para quien en su día fue uno de los personajes más icónicos de la jet set para convertirse ahora en protagonista de una escandalera.

El hijo pequeño del fallecido duque de Feria, que en los años noventa acaparó titulares por sucesos escabrosos, se enfrenta a las acusaciones de la Fiscalía Anticorrupción por una presunta estafa al Ayuntamiento de Madrid. Le imputan varios presuntos delitos: estafa agravada, falsedad documental y blanqueo de capitales en una operación de compraventa de material sanitario que comenzó en la pandemia del covid-19, en marzo de 2020.

Piden para él una pena de nueve años de cárcel y una multa de 450.000 euros. Y paralelamente se enfrenta a otro juicio que tampoco es menor, como es el de la opinión pública. ¿Tirar del manual del comisionista para sacar extraordinarias ganancias presuntas en mitad de una pandemia que trajo tanto dolor y sufrimiento? Al menos eso preguntan quienes menos le aprecian.

Sin embargo, Luis Medina se ha acostumbrado a convivir con la polémica y su nombre ha sido vinculado a otros sucesos. Como el de su título nobiliario fantasma. La historia comienza en 2021, cuando su hermano mayor, Rafael Medina, decide cederle uno de los títulos que heredó de su padre, el de marqués de Villalba, un regalo con el que se mostró absolutamente «encantado», según él mismo declaró, pues estas son cosas que hacen mucha ilusión en los estratos elevados de la sociedad. Porque un título siempre es un título.

Lo que ocurre es que el pacto de los hermanos debía adquirir un carácter oficial para materializarlo y que el cambio de titular apareciera en el BOE. Primero la cesión y después el título firmado por el Rey Felipe VI. Pero cuatro años después, no ha habido ni una cosa ni la otra. Solo está ese «hermano, esto para ti» y el protocolario «gracias, qué ilusión». En resumen: actualmente Luis Medina no es titular del marquesado de Villalba.

Lo que nadie le podrá quitar a Luis Medina es su fama de galán y seductor. Una de sus primeras conquistas conocidas fue la modelo Priscilla de Gustin, allá por 2002. La hija de los condes de Montarco, Alejandra de Rojas, fue una de sus parejas más estables y también estuvo saliendo en 2010 con Amanda Hearst, heredera del imperio de comunicación de su bisabuelo William Randolph Hearst. Después de varias idas y venidas, lo dejaron definitivamente en 2011.

Más tarde se le relacionó con la modelo Brianda Pan de Soraluce, y en 2013 mantuvo un fugaz noviazgo (aunque dicen que apasionado) con Alejandra Pérez-Pla. Pero el gran rumor, nunca confirmado, es su presunta historia de amor con Tamara Falcó. Nunca se pronunciaron al respecto.

Con quien sí estuvo con toda seguridad fue con la hija de la duquesa de Estremera, Cristina Fontcuberta, pero su relación se rompió en 2018. Y dicen que tuvo algo con Isabel Mateos, mujer que saltó a la fama por su amistad con ese muchacho singular conocido como El pequeño Nicolás.

Al mismo tiempo que su nombre comenzaba a estar ligado al turbio asunto de las mascarillas, Luis Medina comenzó una relación con la que actualmente es su novia, Clara Caruana, presentada oficialmente como pareja en la boda de su prima Victoria de Hohenlohe, duquesa de Medinaceli. Trabaja como coordinadora del Centro Integral de la Próstata de la Clínica de la Universidad de Navarra en Madrid. Coincidieron de paseo con sus respectivas mascotas y una cosa llevó a la otra. Ella tenía novio cuando lo del paseo, rompió con este y ahora está con quien dice ser marqués de Villalba.