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Lady Gaga, ¿coleccionista de arte? La elaborada estafa que engaña a artistas e investiga el FBI

Una pintora creyó que la conocida cantante estaba adquiriendo una de sus preciadas obras, pero no

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Lady Gaga en la gala de los Grammy GTRES
Marina Ortiz Cortés

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¿Te imaginas encontrar un email de Lady Gaga en tu cuenta? Ahora, si fueras artista, ¿te creerías que está intentando comprar una de tus piezas? No es ningún secreto que la cantante es muy seguidora de diferentes tendencias culturales y de arte, por lo que no sería de extrañar que quisiera formar su pequeña colección. Por eso, cuando a la pintora Emma Webster le llegó un correo electrónico firmado por «Stefani Germanotta», el nombre real de la intérprete, lo primero que sintió fue ilusión.

Su carrera estaba en auge, había expuesto en tres muestras diferentes y su trabajo tenía lista de espera. Pero ¿quién no querría que Lady Gaga tuviera uno de tus cuadros en su salón? El usuario de email hacía referencia a su mascota, un bulldog francés llamado Koji, y en su mensaje aseguraba que estaba ampliando su colección centrada en mujeres artistas como Kusama, Frankenthaler, Louise Bourgeois o Lynda Benglis. Todo parecía encajar en las referencias que uno puede esperar de la cantante. Así que Emma Webster, pintora británico-estadounidense de 36 años, confió, tal y como le ha contado a 'The New York Times'.

A pesar de la lista de espera, tenía una pieza disponible que no había vendido y se la ofreció a Lady Gaga, que la aceptó encantada. Se llamaba 'Happy Valley' (valle feliz) y era de grandes dimensiones, más de 2x3 metros. La que se suponía que era la cantante le pidió un descuento, algo que es al parecer habitual en este tipo de transacciones, y la artista le pidió una prueba de que realmente era ella. Así que la persona al otro lado de la cadena de emails mandó una 'selfie' en donde la intérprete de 'Abracadabra' aparecía en casa, vestida de manera casual.

Emma Webster decidió aceptar el descuento y le vendió su cuadro a la supuesta Lady Gaga por 55.000 dólares, pidiendo que por favor no lo vendiera en al menos cinco años. De esta manera evitaba el mercado especulativo que surge a menudo con los nuevos artistas. La cantante, o quien fuera la persona al otro lado de este intercambio, respondió que no se planteaba venderlo nunca. Una persona fue a recogerlo, pero la supuesta intérprete le pidió a la pintora que no mencionara su nombre al transportista por cuestiones de seguridad. Así fue, aunque a la artista le sorprendió que el destino final de su obra de arte fuera un depósito. Quizás pensó que se trataba también de una estrategia para proteger la dirección real de Gaga.

Pero dos años después el padre de Emma Webster encontró 'Happy Valley' en una subasta de Christie's en Hong Kong. Inmediatamente comenzó un proceso que ha involucrado al FBI y que ha descubierto que la cantante de 'Poker Face' nunca formó parte de este intercambio. «Me temo que te ha engañado alguien fingiendo ser ella», escribió el mánager de Lady Gaga, Bobby Campbell, en un email en respuesta a Webster. Después de explicarle todo el proceso, el representante de la cantante desmentía la existencia de esa cuenta y otros detalles que le había ofrecido la supuesta Gaga. «Mis sinceras disculpas por este engaño», añadía.

Christie's, siguiendo con sus protocolos de acción, retiró la obra de la subasta, pero no aceptó devolverle el cuadro a Emma Webster. El nuevo dueño, Matt Chung, galerista de Hong Kong, había adquirido la pieza legalmente a través de John Wolf, un consultor de arte de Los Ángeles, por lo que presentó una demanda. Consideraba que, debido a su acuerdo con la casa de subastas, le correspondía que se la devolvieran. Mientras tanto, la autora empezó su propio proceso legal denunciando el lienzo como robado.

Por el momento, el caso (que empezó en 2022 con los primeros correos) está siendo investigado por el FBI y no está claro cuál puede ser el resultado. Wolf asegura que adquirió el cuadro legalmente y que no fingió ser Lady Gaga para conseguirlo.

Según los expertos, hacerse pasar por alguien para realizar una compra, aunque se haya producido un pago, podría suponer un fraude. Por otro lado, los artistas tienen derecho a escoger quién compra sus obras, por lo que las fuentes consultadas por 'The New York Times', parecen darle la razón a Emma Webster. Lady Gaga, mientras tanto, permanece ajena a la historia de la que, sin querer, se ha convertido en protagonista.

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