Kiko Rivera y campanas de infidelidad: audios, silencio y vendas que quitar

Ha sido un largo y fantástico verano para Kiko Rivera, quien no ha dejado de hacerse fotos y exponerlas públicamente en sus redes sociales de sus sesiones musicales, sus bostezos y los hotelazos que ha estado en compañía de su pareja, Irene Rosales. Pero ha sido comenzar el otoño y parece que todo se ha vuelto más gris en la vida del hijo de Isabel Pantoja.

Sabido es que no se habla ni con su madre ni con su hermana, Isa Pantoja, a quien nunca se dirigió durante la convalecencia de esta por un repentino y doloroso ataque de apendicitis que la obligó a ser intervenida de urgencia.

Durante este tiempo, Kiko Rivera envió mensajes cargados de intención en sus redes sociales donde habló de su «verdadera familia», con menciones a Irene Rosales y sus hijos. Y esa «verdadera familia» es la que ahora lee en redes la posibilidad de una presunta infidelidad del artista.

La muchacha en cuestión se llama Tamara y ha revelado con todo lujo de detalles sus tórridos encuentros con el DJ en el programa «Ni que fuéramos», que contaba con el testimonio de esta supuesta amante que a su vez indicaba que todo lo hacía de forma altruista y con buena intención, con el único fin de abrirle los ojos y quitarle la venda a la mujer de Kiko Rivera.

«Lo conocía desde hace más de 10 años, en 2013. Me escribió por Instagram, que iba a hacer una fiesta en su casa y que si queríamos ir una amiga y yo. Tuvimos varios encuentros sexuales en distintas épocas de tiempo cuando él venía a Madrid o tenía que hacer alguna cosa, me escribía y quedábamos», deslizaba Tamara.

Sobre el supuesto encuentro que tuvo lugar el 20 de septiembre, Tamara confiesa que el DJ no la reconoció hasta que ella no le enseñó una foto juntos del pasado. «De primeras, me preguntó si habíamos mantenido relaciones sexuales en el pasado porque de la cantidad de mujeres con las que ha estado ni se acuerda», explicaba la ya popular Tamara. Porque así es Kiko Rivera.

La cosa se fue liando hasta que la joven aceptó y fue al hotel en el que se hospedaba el hijo de Isabel Pantoja. «Me llevó a la parte donde esta la cama y me enseñó el jacuzzi. Lo llené, nos metimos y tonteando tuvimos un encuentro sexual», narraba. El clásico «una cosa llevó a la otra».

Tamara quiere lo mejor para Irene Rosales, ya se sabe, aunque la actual compañera de Kiko Rivera no ha hecho ni caso a los rumores de infidelidad y continúa con su vida normal, tal y como se puede apreciar en sus redes sociales. Ni vendas ni nada.

Y eso a pesar de que Tamara asegura que tiene audios. «Tengo una grabación donde se nos escucha a él y a mí. A los dos. Grabación de voz, la hice yo, Antes de entrar a la habitación, lo puse a grabar y lo dejé en el bolso. Le he grabado. Lo hice porque ya sabía lo que iba a pasar si lo contaba, que iba a decir que todo era mentira», contaba. «Igual que lo ha hecho conmigo lo hace con las demás. Que apechugue con las consecuencias y que su mujer abra los ojos con la persona que tiene al lado. Si quiere Irene, le mando el audio sin problema», añadía solícita.

Pero más llamativo ha sido el movimiento de Kiko Rivera. Cada tarde, el DJ se conecta a su canal de Twitch para realizar un directo con todos sus seguidores y hablar un poco sobre su filosofía de vida, sus proyectos de trabajo y sus sueños. El pasado miércoles, el hijo de Isabel Pantoja no aparecía por la red social, algo poco habitual en él. Y más después de semanas donde su exposición ha sido constante, casi una especie de diario.

Además, Kiko Rivera suele avisar a sus seguidores cuando sabe que no va a poder conectarse al directo por cualquier urgencia, cosa que tampoco ha hecho esta vez. Igual se ha ido a Las Vegas, como le dijo hace dos días a un colega influencer, para cumplir el sueño de su vida.