Julián Contreras: «Soy el reflejo de cuando la vida te va mal, un perdedor»

Le gustaría poder hacerse un hueco en otro tipo de programas pero las ofertas nunca llegan. «En programas del tipo 'MasterChef', por poner un ejemplo, dicen que soy un personaje de corazón agresivo. En otro programa, que duró muchos años, me dijeron que ya me llamarían cuando hablaran de temas de drogas», confiesa sin dar crédito aún. «Una vez llegaron a comentarme: 'Julián, lo sentimos mucho pero la gente que se cura ya no vende, para mi eres rentable solamente cuando te hago daño, es cuando me funciona el contenido porque, a la gente que le caes mal, le gusta, y a la gente que le caes bien, le duele'. Ese es el reflejo de esta sociedad», explica resignado.

Una vez finalizados 'Sálvame' y 'Sálvame Deluxe', programas estrella del corazón, el hijo de Carmina Ordoñez, esperaba que, al igual que «la gente que salía en el programa y se han reciclado en otros », a él le ocurriera algo parecido. «Mira a Paz Padilla, ahora parece que es una humorista genial y una mujer súper divertida, pero a la gente se le olvida que se ha llevado años triturando la intimidad de las personas, opinando, cuestionando y haciendo lo que le ha dado la gana. Adela González, que está ahora con Boris Izaguirre presentando un programa súper blanco, tres cuartos de lo mismo», señala indignado. «Con ellos se ha hecho borrón y cuenta nueva, en cambio yo me he quedado con la letra escarlata».

Julián sorprende al revelar la profesionalidad de sus hermanos a la hora de hacer exclusivas. «Con Cayetano he tenido esta conversación infinidad de veces y de los pocos consejos que me ha dado en su vida, fue que no fuese a televisión, que vendiese mejor en las revistas porque era menos agresivo. Pero ellos lo hacían en la revista ¡Hola! y en una finca con 25 perros, y no era lo mismo. Yo iba a la tele a batirme el cobre y el impacto era mayor. Al final siempre me han recriminado lo que he hecho cuando en realidad lo hemos hecho todos», sentencia molesto.

El hijo menor de Carmina, reconoce que, a diferencia de Fran y Cayetano, él lo ha hecho siempre por necesidad porque pasaba el tiempo y no encontraba trabajo. «He pasado por muchos problemas económicos que mis hermanos no han tenido. He tenido que pedir dinero, ellos no, pero también han vendido exclusivas».

Su situación nunca ha sido tan privilegiada como la de los toreros. «Yo a los 30 ya había tenido éxito, me había arruinado, me habían estafado, había tenido un negocio. A nadie le importa mi relato, parece que soy un vividor mientras mis hermanos son dos seres maravillosos», reconoce. Recuerda la temporada en la que le llamaban para acudir a todos los programas de televisión pero cansado del perfil en el que querían encasillar decidió dejarlo todo. «Aspiraba a otro tipo de cosas, no quería ser ese personaje. Yo no quería ser Belén Esteban, no quería estar ahí porque sí», sentencia.

Desde diciembre del año pasado, se abrió un canal de Youtube y de Twitch, para hacer su propio contenido con emisiones en directo diarias. Confiesa estar decepcionado «toda la gente que antes se ponía al teléfono a un chasquido, ahora ya no, ahora llamas y te dan largas o no te lo cogen. Gente que he abrazado mil noches, en mil fiestas y que pensaba que me valoraba. Todo era una puta mentira y una hipocresía. Eso sí, si mañana me pasa cualquier cosa que cambie mi situación y vuelvo a ubicarme en un punto relevante, no es que me cojan el teléfono, es que me llamaran ellos…. ¡Basura todos!», afirma.

«Con Fran ni me acuerdo de la última vez que hablamos y con Cayetano posiblemente fue por la pandemia. Intenté plantear que nos pudiéramos llevar bien, que nos pudiéramos tratar y llamarnos para ver qué tal estábamos… Lo que pasa es que estos chicos han debido de tragarse en algún momento un diplomático de la ONU y por lo visto había que abordar catárticamente que había ocurrido en nuestra vida y eso es imposible porque hay situaciones en la vida que, o le pones voluntad o siempre van a haber reproches. Pero él tiene claro que «si mañana se presentan en la puerta de mi casa, cualquiera de mis dos hermanos, con la vida destruida, tienen mi dormitorio, mi nevera, mi sartén y lo que sea de mi desde el primer minuto».

A sus ingresos por el canal de Twicht y Youtube, suma los generados por el coaching. «Llevo seis años ejerciéndolo a nivel personal y empresarial» aunque aún espera esa oportunidad con la que lleva años soñando. «A mi me gustaría estar en un medio de comunicación de manera estable y continuada. En algún programa político, de debate, divertido, en un Talent Show… En un programa de deportes no, porque no tengo ni idea, pero de cualquier otro tipo sí».

A la pregunta de si en alguna ocasión se ha planteado vivir de las redes como 'influencer', señala que tampoco va con él. «Yo soy un reflejo de cuando la vida te va mal, de un perdedor. Comercialmente no eres rentable cuando los medios de comunicación lo que hablan de ti todo el rato no es bueno. Eso de que hablen aunque sea mal, en realidad es un error, no es nada bueno», explica.

Sobre su vida sentimental sigue estando soltero «Afortunadamente no me he casado, eso no es para mi. No soy una persona monógama, siempre he vivido así y así no vives en una infidelidad perpetua, que eso está muy feo y no hace falta joderle la vida a nadie». Tener hijos ni se lo plantea, es más, se ríe simplemente al mencionarlo.

Preguntar por su padre es casi obligado. Hace años se hizo pública su enfermedad degenerativa en la visión. «No puede ir solo por ahí, ni conducir, tenemos que vivir juntos, ya no solo por los problemas económicos, sino porque tiene muchas dificultades. Cura no tiene».

Julián no se rinde y quiere ser feliz «me gustaría que alguien me diera un pequeño empujón y poder quitarme la losa que llevo sobre los hombros desde hace años. Si todo el mundo ha recibido la amnistía, creo que yo también me la merezco».