John Easterling se despide con una emotiva carta a su mujer, Olivia Newton-John
La declaración de amor, acompañada de una foto de la pareja, conquista las redes con miles de comentarios de apoyo
El empresario John Easterling apareció en la vida de Olivia Newton-John cuando ella más lo necesitaba. Enferma de cáncer, marcada por la desaparición de su prometido, la estrella no estaba sola, tenía a su hija, Chloe, pero su corazón necesitaba más ... amor que nunca. Juntos vivieron momentos duros, sí, pero muchos hermosos que sellaron un vínculo que los unió hasta el último aliento de la cantante. John, que había estudiado Ciencias Ambientales, sufrió una hepatitis que le dejó unas secuelas que solo pudo tratar con las hojas y raíces que le aconsejaron nativos del Amazonas. Su pasión por las plantas curativas le llevó a crear una empresa centrada en los productos de salud con los que, entre cosas, trató su mujer en los últimos años. Ella nunca se rindió frente al cáncer; él nunca dejó de buscar una medicación que ayudara a la medicina tradicional a salvarla.
John fue quien anunció en las redes sociales el fallecimiento de su esposa el pasado 8 de agosto. Ahora, ha decidido utilizarlas para el último adiós, una carta que ha hecho llorar a miles de seguidores con un precioso texto no es otra cosa que una declaración de amor: «La mujer más valiente que he conocido jamás», es la frase que resume un mensaje cargado de emoción y devoción por ella.
«El amor que hemos sentido el uno por el otro trasciende nuestro entendimiento. Cada día supimos expresar nuestra gratitud por un amor tan profundo, tan real, tan natural. Nunca tuvimos que trabajarlo. Ambos estábamos asombrados por este misterio y aceptamos la experiencia de nuestro amor como pasado, presente y futuro».
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John solo tiene palabras de agradecimiento para la que fuera su compañera: «La esencia de Olivia era absolutamente sanadora. Para ello usaba sus propio medios, como la canción, las palabras, sus caricias (…) Se preocupaba realmente por el bienestar de los demás, por la naturaleza y todas las criaturas. Casi eclipsa lo que es humanamente posible». Por todo ello, su viudo no puede estar más que agradecido: «Solo la gracia de Dios me ha permitido compartir esta pasión por ella durante tanto tiempo. Hasta en los momentos más difíciles mostraba su espíritu, su humor, el poder de llevar las cosas a la luz». Es este el consuelo que le queda: «Incluso ahora, mientras su alma se eleva, el dolor y los destrozos de mi corazón se curan con la alegría de su amor y la luz que ilumina el camino».
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