Joaquín Cortés: «Valentino me recitó una poesía porque se quedó impresionado al verme bailar»

Este 21 de marzo Joaquín Cortés vuelve a los escenarios de España, donde es más difícil encontrarle. Su agenda suele estar ocupada «dando siete vueltas al mundo». Pero esta esperadísima gira internacional que se pospuso primero por la pandemia y después porque quiso dedicarle tiempo a sus hijos comienza ahora en Fuenlabrada. Tras deleitar a su audiencia partirá a «Latinoamérica, Centroamérica, seguramente México, algo de Estados Unidos y luego tiraremos para Medio Oriente», adelanta. No se quedarán ahí, están hablando con Asia e incluso algunos países africanos y alguno de Europa.

«El flamenco, la danza, es un idioma universal», explica Joaquín Cortés, que comenzó a bailar con solo 12 años cuando su familia se trasladó desde Córdoba a Madrid. Con 14 le aceptaron en el Ballet Nacional de España y empezó a viajar por el mundo con su arte. Cuarenta años después es toda una institución y conoce los diferentes escenarios internacionales como si fueran su salón. «La gente se vuelve loca con el flamenco. No hay un país donde guste más que otro, el 'aplausímetro' es prácticamente igual en todos los lados», comenta.

Con una excepción, porque «aplauden más en el extranjero que en España», confiesa. Aunque no quiere admitirlo, Joaquín siente que quizás en casa se le valora menos que fuera. Al cuestionarle si cree que su carrera tiene el reconocimiento que merece responde así: «Esa pregunta a lo mejor había que hacerla al revés. ¿Tú crees que un artista como yo está reconocido en España?». Al final, nadie es profeta en su tierra y en su caso parece especialmente llamativo. «¿Tú no crees que debería ser más reconocido en mi país de lo que lo soy fuera? Sería lo lógico que me reconocieran más aquí», admite.

Pero aún siendo consciente de sus éxitos, Joaquín Cortés no se riende ni ha perdido la ambición. «Yo sigo aprendiendo cada día. Me queda mucho», expresa. Y estaría encantado de trabajar con artistas de todo tipo, desde Rosalía o C Tangana hasta cantantes internacionales como Taylor Swift. «Ya lo hice con JLo en aquel concierto en Puerto Rico, que yo tenía por aquel entonces 29 años y ahora tengo 55», explica.

En septiembre estuvo en el Festival de Venecia y en mayo irá a Cannes, donde adelanta que le darán un premio a su carrera. «Soy el primer español en bailar en los Oscars de Hollywood, también he hecho películas», recuerda, haciendo referencia a 'La flor de mi secreto' de Pedro Almodóvar o 'Gitano' de Manuel Palacios.

Al preguntarle por su recorrido y las anécdotas que aún recuerda más menciona algunas ya conocidas, como cuando Paul Newman apareció en la puerta de su habitación de hotel y le besó los pies, fascinado tras verle actuar. Maradona hizo lo mismo y Michael Jackson le pidió que le enseñara algunos pasos flamencos. Madonna fue ante él, embarazada de Lourdes León, para preguntarle que quién era. «Me han pasado cosas muy, muy fuertes y muy buenas», comenta. ¿Pero, le siguen sorprendiendo? «No todo te sorprende como la primera vez, como cuando tienes 20 años y viene Valentino a recitarte una poesía en tu camerino porque se ha quedado impresionado viéndote bailar», expresa.

Todas estas anécdotas, por supuesto que se merecen una serie como la que se supone que Julio Iglesias está preparando con Netflix. Él también ha tenido ofertas, aunque ninguna se ha materializado por el momento, pero sabe que llegará el momento de contar su historia.

Aunque admite que sigue disfrutando cuando son ahora las nuevas generaciones las que se quedan fascinadas con su talento. Y a pesar de los casi 40 años de carrera sobre las tablas, Joaquín admite que aún siente nervios antes de salir al escenario. «Siempre hay un cosquilleo antes de empezar, cuando estás justo detrás del telón y sabes que delante hay 1.000 o 5.000 o 20.000 personas. Pero ahí es donde se demuestra que eres artista, ¿sabes? Que estás vivo, sientes y padeces», confiesa.

Y precisamente, él siente y padece. En 2023 sufrió un desvanecimiento mientras estaba con sus hijos y le hicieron muchas pruebas para intentar averiguar el motivo. Por suerte, se quedó en nada. «Al final se quedó en anécdota, tuve una bronquitis mal curada con un principio de asma, se me mezcló la cosa y sucedió lo que sucedió. Pero ya he estado bien luego, llevó un año y pico funcionando muy bien. Ahora lo importante es eso, volver a los escenarios después de este tiempo que hemos estado un poco parados», desvela. Aunque el pasado año estuvo en algunos conciertos en Estados Unidos y en Madrid actuó en el Teatro Real, pero han sido unos años relativamente tranquilos.

Ahora planea organizarse para que siempre que puedan los niños viajen con él. «Cuando hagamos giras de hacer varios conciertos en un país sí, pero si cambiamos mucho no porque es más cansado para ellos», admite Joaquín. Siempre con el apoyo incondicional de su pareja, Mónica Moreno, «Ella no se dedica a este mundo pero le gusta la danza, la música, como a todo el mundo», cuenta. Ella es psicóloga y ya sabía dónde se metía cuando comenzó su relación con el bailarín, pero lo cierto es que están felices. «Le gusta este tipo de vida nuestra del mundo artístico, esto de viajar por el mundo y conocer diferentes países y triunfar. Eso es muy agradable siempre. Es mi compañera de viaje, la madre de mis hijos, y comparte todas las inquietudes que pueda tener», admite.