Jalis de la Serna: «Soy soltero vocacional, es una elección personal»

El reportero de 'Enviado especial', en La Sexta, recuerda su infancia y nos habla de sus sueños, de su carácter y de su decisión de no tener pareja

El periodista Jalis de la Serna 'caza' herederos en La Sexta

Jalis de la Serna GTRES

A estas alturas, con una intensa experiencia vital que le ha llevado a conocer medio mundo, Jalis de la Serna tiene las cosas claras: «Ya no fantaseo con la idea de encontrar una mujer de la que enamorarme y compartir mi vida. Tampoco tengo ... hijos en los que depositar esperanzas. Mi sueño es que, al menos, mi trabajo ayude a concienciar a las personas, a cambiar el mundo. Creo que se puede cambiar, lo importante es hacer cosas para hacerlo».

Con sus reportajes en 'Enviado especial', Jalis pone cada semana todo su empeño en ese deseo, descubriendo en el camino realidades que le han impactado, como todo lo que se esconde tras gestos aparentemente tan sencillos como abrir un sobre de cacao o ponernos una prenda de vestir: «El tema de la resistencia a los antibióticos me ha impactado y es importante saber que solo el uso responsable ayudará a frenar una pandemia».

Son 'reportajes de autor' que el espectador reconoce: «Queremos ser rigurosos pero entretenidos, por eso hacemos un relato muy visual para competir con grandes formatos de entretenimiento». No hay un Jalis reportero y otro hogareño: «Trabajo y vivo a la vez. Viajo mucho y mis compañeros forman parte de mi vida. Trabajamos y al final del día terminamos tomando algo, charlando, divirtiéndonos. Aquí es igual, siempre acabo con los amigos».

Tanto viaje no es muy compatible con la conciliación, pero Jalis no se escuda en su pasión: «Soy soltero vocacional, no es culpa de mi trabajo. He tenido varias novias, pero al final es una elección personal». Aunque no lo diga, está enamorado de su trabajo: «Soy perfeccionista para el programa. Me lo exige el equipo y me gusta dar lo mejor de mí, luego ya en la vida real, no lo soy tanto. No llevo el coche impecable, ni la ropa. No me obsesiona el orden». Y que no tenga pareja no quiere decir que no sea un romántico: «Lo soy, y mucho. Una de mis pasiones es la poesía. Escribo poemas desde hace mucho tiempo. Mi asignatura pendiente es publicarlos». A Jalis le gusta quedar bien: «Soy detallista, al menos lo intento. Se me han olvidado algunos cumpleaños y me ha caído alguna bronca por parte de alguna novia, pero soy de felicitar cumpleaños, de mandar mensajes a los amigos si están haciendo una oposición».

«Me he vuelto muy maniático. Ya no soporto el ruido. Una obra, los gritos de los niños en el patio del colegio… Todo eso me descoloca»

Jalis de la Serna

Tiene pendiente poner cierto orden en su vida: «Me gustaría tener rutinas, pero me cuesta. Me gustaría madrugar, ir al gimnasio, soy consciente de que debería tener esos hábitos». Mientras tanto, mantiene una constante batalla contra la báscula: «Cuando no estoy adelgazando, estoy engordando. Es una faena no estar conforme con tu aspecto. Me gustaría lograr un peso ideal y mantenerme, me fastidia ponerme una dieta que no puedo seguir por los viajes. A veces me obligo y lo consigo una temporada, pero me cuesta mucho».

Se reconoce «un hombre tranquilo que mantiene la calma en los momentos más duros», un rasgo que le ayuda como reportero: «Solo pierdo los nervios y me como las mangas de la sudadera como aficionado, cuando juega el Atlético de Madrid». La serenidad absoluta le llega en casa, con su gente: «Me da paz sentarme a la mesa con los míos, la convivencia con la gente que quiero, mi madre. No lo cambio por nada». Dentro de esa burbuja queda a salvo de lo que detesta: «Me he vuelto muy maniático. Ya no soporto el ruido. Una obra, los gritos de los niños en el patio del colegio… Todo eso me descoloca». Pero lo importante es que Jalis se siente satisfecho por todo lo que tiene: «A pesar de momentos duros, como la muerte de mi padre, soy un tipo afortunado».

La foto: la bici de las excursiones con papá

Al pequeño Victoriano siempre le gustaron las bicis. Como a su padre, con el que hacía excursiones los fines de semana: «Íbamos por esas carreteras de los 80 en las que se llegaba a todas partes. Hacíamos cicloturismo hasta que cumplí los 15 y ya quise ir por mi cuenta. Me encantaba porque estábamos muy unidos. Mi padre era muy deportista». Le pusieron Victoriano por él y por su abuelo, aunque siempre le llamaron Jalis, por 'Jalisco, no te rajes', la única canción que le hacía dormir. «Vivíamos en una calle de casas bajas donde todos nos conocíamos, así que era normal que me llamaran como en casa. Hasta los profesores. Solo me llamaron Victoriano en los primeros años de la Universidad».

Jalis de la Serna de pequeño ABC

A Jalis le gustaba jugar en la calle, donde se quedaba con los amigos hasta la hora de la cena. Es el pequeño de tres hermanos, pero la diferencia de edad le hizo ser independiente: «Aunque, como buen Géminis, me gusta estar rodeado de gente». Apegado a la familia, siempre tuvo muchos amigos: «Era un poco el cabecilla, el capitán del equipo de fútbol, el que quería ser el centro de atención. Pero siempre he sido un poco tímido, algo que se me pasaba si me ponía a contar historias». Su vocación nació ahí, «porque buscaba aclarar las cosas, contar las verdades. No me metía en la vida de nadie, pero relataba todo lo que sucedía en el barrio».

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