Isabel Gemio: «Hoy sería incapaz de convivir con una pareja»
La presentadora nos habla de su compromiso en la lucha contra las enfermedades raras y de la televisión
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Iniciar sesiónVolcada en cuerpo y alma en conseguir fondos para la Fundación que creó con el fin de ayudar a la investigación de enfermedades raras Isabel Gemio volvió a hacerlo al triunfar con la gala 'Noche mágica por la ciencia' con 300 asistentes en el ... Jardín de Somontes. Junto a sus hijos Gemio lleva catorce años de esfuerzo con el único fin de intentar que la vida de muchos sea un poco mejor. Ella sí es ejemplo.
—¿Cómo se sobrepone a una pandemia y varias crisis económicas a la hora de seguir luchando para conseguir fondos que ayuden a la investigación?
—Las partidas de solidaridad en las empresas es lo primero que se recorta en tiempos de crisis porque no lo consideran esencial. A eso se suma que las donaciones de particulares también desaparecen y ese es el escenario que hoy tenemos todas las fundaciones. Lo bueno es que somos muy positivos pero no hemos podido sacar los siete proyectos que había en marcha. Es doloroso no poder contribuir como antes en los hospitales y universidades públicos.
—¿No ha habido un repunte en la solidaridad como sí ha pasado en otros sectores?
—Siempre hay gente concienciada que en los peores momentos ha entendido lo vulnerables que somos y ha abierto los ojos pero también hay muchos que viven de espaldas a esta realidad. Tenemos que preguntarnos cada uno de nosotros qué podemos hacer y llegar a la respuesta. Yo en lugar de quejarme prefiero poner mi granito de arena.
—Tiene suerte de contar con grandes amigos que la respaldan como se vio en su última gala. Albert Ribera, Iván Espinosa de los Monteros, Pedro Trapote, Fabiola Martínez, Fran Rivera, José Luis López 'El turronero', Joaquín Cortés… ¿Dónde encuentra la energía?
—Nunca cuento las puertas que no se abren y es que para muchos estas enfermedades no tienen «glamour» pero como positiva que soy prefiero destacar la cantidad de personas que nos han ayudado en estos catorce años de vida. El compromiso y la emoción que me muestran es la fuerza que necesito. Cuando me caigo y sólo tengo ganas de encerrarme miro a mi hijo y a esos chicos afectados que no se quejan de nada y entiendo que tengo que seguir.
—¿Cómo se encuentra su hijo Gustavo?
—En la cena le pregunté que tal vio todo y siempre contesta que está bien. Nunca cuenta los problemas o urgencias que hemos vivido. Es un chico que jamás se queja de nada, es sonriente y sólo alguna vez vislumbro esa tristeza que las madres percibimos cuando hay demasiado dolor. Pero siempre está con fuerza. Igual que el resto de enfermos. Son personas que estudian y tienen una fuerza mental y de corazón impresionante. La silla de ruedas no es lo que les define sino lo extraordinarios que son. Es tan hermoso lo que te transmiten que doy gracias a la vida de haberles conocido. Prefiero estar entre ellos que con otra gente que no me aporta nada. Me alimentan e influyen para que luche a pesar de todos los pesares. Ellos sí podrían quejarse de su vida y no lo hacen. Son un ejemplo.
—Hace tiempo que no la vemos o escuchamos por la televisión o radio. ¿Cree que llegará el día de su vuelta?
—Esta profesión es imprevisible y he optado por vivir el día a día. Ya no espero nada pero si ocurre pues lo recibiré como un regalo.
—¿Puede sobrevivir sin ese trabajo?
—Hoy me encanta la vida lenta y tengo suerte de disfrutar de otras actividades. No paro quieta y hago todo lo que nunca podía. Económicamente estoy bien organizada ya que no he cometido locuras y he sabido invertir. Mi suerte es que no dependo de mi profesión. Mi parte creativa sé que está en los medios. He tenido una carrera maravillosa y cuando miro atrás me siento orgullosa y sólo puedo dar las gracias. Hay que saber adaptarse a cada etapa de la vida.
—Hay otras presentadoras que no paran de pedir que les den trabajo.
—No es mi caso y además nunca he sabido pedir para mí. Para la Fundación me he quitado todo el pudor y no para de solicitar ayuda pero para mi trabajo soy incapaz y es que no me he movido bien por los despachos.
—¿Pasa muchas horas en casa viendo la tele?
—Ninguna. Estoy sin parar. Ahora viajo a Tánger y si veo algo son series o documentales. Cuando tienes una edad hay mucho que hacer en la vida y sabes priorizar. La vida es lo que tu hagas con ella.
—En su gala sacó a subasta un vestido que perteneció a Rocío Jurado a quien conoció bastante bien.
—Me lo cedió Rocío Carrasco. Fue el que usó en el homenaje final cuando hizo un dúo con Raphael en la gala de TVE. Se lo quedó la doctora Esteve que estaba entusiasmada.
—¿Qué le parece todo lo que está ocurriendo con la familia de Rocío Jurado?
—Esa noche me acordé mucho de la Jurado y sé que hubiera estado a mi lado. La echo muchísimo de menos y nuestras largas conversaciones de teléfono. Del resto, qué te digo, estoy muy desconectada. A Rocío (Carrasco) ya le dije que no veo nada de su serie. Sólo lo hice en el primer capítulo de la primera temporada y a los quince minutos la vi tan mal que lo dejé. He hablado con ella y sabe lo que pienso. La veo más tranquila y sólo quiero que sea feliz. Que haga lo que considere y, como dije en alguna ocasión, incluso a equivocarse porque todos nos equivocamos por eso hay que ser generoso con los errores de los demás. Me sabe mal por la familia porque les conozco a todos. A Gloria Camila y José Fernando les tengo un cariño especial. Para mí es triste lo que está pasando y encima televisado. Sólo siento tristeza y estoy segura que es lo que sentiría Rocío Jurado. No quiero juzgar a nadie porque prefiero empatizar con las personas y es verdad que Rocío ha sufrido mucho en estos 25 años. Ha sido muy duro lo que ha soportado y creo que cada uno tiene sus razones para hacer lo que crea.
—¿Y de amores qué me cuenta?
—De eso hace tiempo que dejé de hablar y te aseguro que cuando mejor me ha ido es cuando la prensa no se ha enterado de nada. A mi edad parece que las mujeres tenemos que tener un hombre al lado. Que no tenga una pareja visible no supone que me sienta sola o que lo esté. Hay muchas formas de vivir y te aseguro que nunca he necesitado un hombre para sentirme mejor. Reconozco que el amor es lo más, lo que te motiva e ilusiona, pero cuando no lo sientes no ocurre nada malo. Además, yo hoy sería incapaz de convivir con nadie. Me encanta hacerlo con mis hijos y mi nuera (la novia de Gustavo). Está entre mi casa y la de su familia y estamos muy bien. Mi otro hijo va a independizarse en breve porque ya tiene trabajo y le vine mejor estar en el centro de Madrid.
—¿Volvió a su casa de las afueras?
—Antes de la pandemia alquilamos un piso en el centro porque nos venía mejor para las necesidades de Gustavo pero con la pandemia volvimos a mi casa y estamos fenomenal.
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