El incendiario testimonio que pone entre las cuerdas a Isabel Pantoja: su nuevo varapalo judicial
Una amiga íntima del pasado ha acudido a los juzgados para interponer una demanda contra la tonadillera
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Durante las dos últimas décadas son muchos los que han acudido a platós de televisión y han protagonizado portadas en revistas del corazón arremetiendo duramente contra Isabel Pantoja. Gran parte de ellos han estado en algún momento de su vida a su lado. Uno ... de los testimonios más estremecedores ha sido el de Loli Pozo, más conocida por el público como 'la quiosquera'. La que fuera íntima amiga de la tonadillera ha tenido que recurrir a la justicia para reclamarle los 76.000 que aún no le ha devuelto y que le dejó en su momento para intenta eludir su pena de prisión.
Pese a que se conocen desde 1983, su amistad está rota y lejos de recuperarse. Es más, la propia Loli, en una entrevista a 'La Razón', ha asegurado que «yo fui una persona que se entregó con todo el cariño a Isabel y a sus hijos y no me merezco todo esto. La demanda está presentada, pero ya sabemos que la Justicia va despacio. Habrá que tener paciencia… Pero voy a por todas». Y cierra las puertas a una conversación con ella: «Yo ya no tengo nada que hablar con ella. Ahora son mi abogado y la Justicia los que tienen que hablar».
Además, ha confesado que no cree que se encuentren cara a cara en los juzgados: «No creo que llegue ese día, porque estoy convencida de que ella no se presentará ante el juez y mandará a su abogado». Pozo es consciente de que el proceso puede ser lento y tedioso y su mayor temor es «morirme sin cobrar». E intuye que Pantoja tiene dinero suficiente para poder hacer frente a su deuda tras su rotundo éxito en Estados Unidos: «Seguro que le habrán pagado muy bien». Aunque está «convencida de que la Justicia me dará la razón y que algún día pagará la deuda. Yo presente todos los documentos que demuestran lo que me debe, y ella no ha presentado nada».
Loli entiende, en cierta forma, el silencio de sus hijos, Kiko Rivera e Isa Pantoja, y les guarda gran cariño. «Al fin y al cabo la demandada es su madre. Callan. Mire, entre hijos, padres y hermanos, que nadie meta la mano. Porque, el que se mete, sale perdiendo siempre», explica antes de contar cómo es su día a día a su 86 años: «Vivo sola, soy viuda y no tengo hijos. Me cuesta hacer las cosas, tardo más de lo normal. Pero salgo adelante, gracias a Dios».
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