La humillante prueba médica que le obligaron a hacer a Kate Middleton para poder casarse con el Príncipe Guillermo
La relación de los futuros Reyes de Inglaterra no es tan idílica como parece
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F. B.
Madrid
El 29 de abril de 2011 quedará marcado en la historia por ser el día en el que se celebró la boda del Príncipe Guillermo de Inglaterra y Catalina de Cambridge.
En 2001, el hijo del Rey Carlos cayó rendido a los ... pies de Kate Middleton, su compañera en la Universidad de Saint Andrews (Escocia). Tras nueve años de noviazgo, contrajeron matrimonio en la Abadía de Westminster, en una ceremonia que fue seguida por 2.000 millones de personas en televisión, además de los casi 2.000 invitados que estuvieron presentes en el enlace.
Un matrimonio que más de diez años después sigue conquistando al mundo entero. Pero esta relación tan idílica no siempre ha sido un camino de rosas.
Así lo asegura Tom Quinn, ex miembro del personal del Palacio, que ha escrito un libro en el que revela algunos aspectos íntimos sobre la relación entre los Príncipes de Gales. En el libro titulado 'Gilded Youth: An Intimate History of Growing Up in the Royal Family' ('Juventud dorada: una historia íntima de crecer en la familia real'), el autor asegura que «en privado, Guillermo y Catalina, como todas las parejas, se pelean, se gritan y se dicen cosas desagradables, pero ella es más apaciguadora por instinto y él siempre acaba cediendo porque debido a sus problemas emocionales, divorcios y trastornos cuando era niño... odia las confrontaciones».
Sin embargo, el dato más revelador del manuscrito es la prueba de fertilidad a la que Catalina tuvo que someterse cuando comenzó su relación con el futuro heredero al trono británico. «Esto siempre se llevan a cabo para garantizar que una futura reina pueda tener hijos. Si Kate no hubiera sido fértil, no hay duda de que el matrimonio habría fracasado», asegura el autor.
Y es que ella no ha sido la primera mujer en tener que pasar satisfactoriamente esta prueba, Lady Di también vivió lo mismo. «Diana se quejó en un breve encuentro conmigo de que, con toda inocencia, había pensado que sus controles prematrimoniales tenían que ver con la salud general, y luego se dio cuenta de que en realidad se había hecho una prueba de fertilidad. 'Era tan inocente que acepté todo en ese momento', dijo», recuerda en su libro Quinn.
'Gilded Youth: An Intimate History of Growing Up in the Royal Family', el autor también se refiere al controvertido matrimonio del Príncipe Harry con la exactriz estadounidense. «Meghan Markle odiaba ser una princesa de segunda categoría, segunda después de Kate, quiero decir. Pensó que viviría en el castillo de Windsor, por ejemplo, y simplemente no podía creerlo cuando a ella y a Harry les dieron Nottingham Cottage en los terrenos del Palacio de Kensington. Estaba deslumbrada por la fama mundial que traería ser princesa, pero estaba impactada por el protocolo de Palacio y por el hecho de que ella no era ni podría ser nunca la primera en el orden jerárquico», además «Es muy fácil ver por qué Meghan se identifica con Diana. En cierto sentido, su suegra también era una rebelde dentro de la Familia Real. Sus opiniones sobre la Institución coinciden. Son muy similares. Diana odiaba toda esa congestión. La forma en que la prensa atacó a Meghan fue muy parecida a la de Lady y creo que cuando Meghan piensa en ella, ve un espíritu afín».
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