Gunilla von Bismarck: «No me han invitado al cumpleaños del Rey Juan Carlos»

La celebración del 86 cumpleaños del emérito se queda sin el icono marbellí por excelencia

Juan Carlos I celebrará su cumpleaños en Abu Dabi con más de cien invitados

Gunilla von Bismarck gtres

Amparo de la Gama

El escaparate del glamour ya brilla en Abu Dabi, donde dentro de unas horas, en el lujoso barrio residencial de Al Bateen de la capital de Emiratos Árabes, el rey emérito Juan Carlos I soplara sus 86 velas en una fiesta temática, bajo ... el 'dress code' de Marbella. El nombre viene dado porque muchos denominan ya a la ciudad malagueña, 'La capital saudí de la Costa del Sol'. Los invitados acudirán este 5 de enero a la que es la residencia oficial del monarca, desde agosto de 2020, vestidos con sus mejores atuendos, al más puro estilo 'brilli brilli', que marca tendencia en cualquier sarao en Marbella.

Muchos esperaban ver en el fiestón a la que sigue siendo por antonomasia la 'musa marbellí', la aristócrata Gunilla Von Bismarck, que ha marcado toda una época en este reducto de España. Pero la condesa no ha sido invitada. A esta grande de la jet set, le hubiera encantado cantarle al longevo monarca el cumpleaños feliz, pero ella misma nos dice a ABC que: «No iré porque no me han invitado. Ahora mismo estoy en la isla de Mustique, disfrutando de este paraíso caribeño en Navidad».

Lo que no duda Gunilla, ni por un instante es que en Al Bateen, «alguien se disfrazara de mi». A la aristócrata siempre le caracteriza su espléndido sentido del humor y está encantada de que la filosofía lúdica, que impregnaron toda su generación ahora traspase las fronteras y se haga enorme la marca Marbella. Ella mientras tanto se siente «abrazada por los encantos de Mustique», el paraíso caribeño que puso de moda en los años sesenta, la princesa Margarita, hermana de la reina Isabel II de Inglaterra con fiestas que ya son una leyenda.

Monóculos, pañuelos de Kashoggi y brilli-brilli

¿Cómo serán las vestimentas en la fiesta del rey Emérito emulando Marbella? Todo irá relacionado con el icono de la jet set, implícito ya en muchos atrezos. El fiestón de cumpleaños arranca con un almuerzo que se prolongará hasta la noche, tal y como ocurría en los convites que anunciaban el nombre de Marbella por todo el mundo, cuando la ciudad era un reducto de aristócratas sedientos de luz y buena vida que bajaban de toda Europa tentados por Alfonso de Hohenlohe, que conocía los gustos de la aristocracia.

El rey emérito no se ha dejado ni un detalle en la manga. Lleva semanas organizando esta fiesta, que no parece muy íntima puesto que se esperan más 100 invitados: empresarios, cazadores, banqueros, periodistas, militares... Entre los asistentes, habrá muchas caras conocidas, por ejemplo, el exjefe de la Casa Real, Fernando Almansa; el exjefe del CNI, Félix Roldán; su amigo y compañero de regatas Pedro Campos; el presidente del Manchester City, Khaldoon Al Mubarak; o la empresaria Alicia Koplowitz. A todos ellos les podemos ver ataviados desde con un monóculo a lo Jaime de Mora, con un burrito a lo Hohenlohe o un extravagante pañuelo al estilo Kashoggi.

El emérito y sus viajes secretos a Marbella

En Marbella muchos no han entendido que el 'dress code' de la fiesta tenga relación con el nombre de la ciudad, ya que el monarca nunca fue un asiduo de este municipio. El rey Juan Carlos siempre ha mantenido una estrecha relación con el monarca de Arabia Saudí Salman bin Abdulazizy con su hermano el rey Fahd, a los que visitaba en el palacio de la Milla de Oro Al Riyad. Se trataban de viajes fugaces que Juan Carlos hacia fuera de su agenda oficial y de los que no nunca existieron pruebas gráficas.

El rey llegaba en avión privado, merendaba en el palacio y al día siguiente estaba en la Zarzuela, sin que nadie lo hubiera visto en Marbella. Los empleados de la familia real saudí tenían prohibido tomar imágenes en el interior del recinto y los paparazzi nunca lo captaron. Ya por aquel entonces nadie entendía por qué Juan Carlos I nunca aprovechó sus visitas a Salman para pasear por la 'capital saudí de la Costa del Sol', siempre frecuentada por numerosos jeques árabes.

Don Juan, su padre y Vic y Froilán muy marbellís

El que si tenía una gran atracción por Marbella era su padre, el Conde de Barcelona, que sentía un cariño especial por la Costa del Sol y disfrutaba del golf y de sus playas. La silueta de su barco deportivo 'Giralda' atracaba en las instalaciones portuarias, de Puerto Banus cuando llegaba el verano. De hecho, como homenaje y en memoria de esta fidelidad, el famoso puerto rinde culto a Don Juan en el Muelle de Honor.

Allí se esculpe un busto del padre del rey emérito, sobre una peana de piedra y metal instalada junto a la torre de control del Puerto con la inscripción: «De este puerto partí para siempre». Este gusto por Marbella también lo han heredado los hijos de la Infanta Elena, Victoria y Froilán que se consideran marbellís de pro. Ambos jóvenes conocen perfectamente la filosofía de la ciudad y podrían haberle dado algún consejo que otro, a su abuelo para organizar la fiesta con esa Marbella que ya es de leyenda.

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