Numerito en el centro de Londres
El motivo por el que a Emma Thompson se le ha ido de las manos la cena de Navidad
La actriz se fue de cenita con su marido y salió especialmente contenta
Emma Thompson salió de cena… con sorprendente final.
Ha sido Sybill Trelawney en la saga Harry Potter, ha sido Nanny McPhee pero, sobre todo, es y siempre será la adorabilísima Karen de Love Actually, una de las pelis icónicas de estas entrañables fechas. Pues bien, lo de Emma ... Thompson del otro día dista bastante de aquella mujer serena y sensible a la par que engañada por su marido, de la ficción cinematográfica.
La pareja, que lleva junta más de un cuarto de siglo, sigue tan enamorada como el primer día.
Una cenita con sorpresa
En primer lugar, porque su relación con Greg Wise va viento en popa, y no hay más que verla. Y en segundo, porque la cenita a la que acudió con su marido la dejó pelín perjudicada.
Greg, a quien conoció rodando Sentido y sensibilidad, estuvo con la actriz cenando en un italiano.
Y no, no hablamos de intoxicación. Salvo que nos refiramos a una intoxicación etílica. Bueno, a tanto no llega, creemos, pero iba chispi, eso seguro.
La felicidad y el ir chispi se notaban en su cara.
Tanto, que al cruzar la calle y también al meterse en el coche se trastabilló un poquito, como podéis ver.
La firmeza en el paso no fue su fuerte esa noche.
Andares inestables
Menos mal que el chófer, Kaz, y Greg estuvieron al quite. Por cierto, el chófer de Emma lo fue antes de Kate Moss, que ahora se ha mudado al campo.
Ay, que te vas.
El restaurante elegido por Emma y Greg fue el Cecconi's, un magnífico italiano en el barrio de Mayfair que, por cierto, tiene también un local en Barcelona (por si alguien quiere saber cómo cenó la parejita). Total, que seguramente el establecimiento contaba con caldos de gran calidad. Y ya sabéis a qué nos referimos con caldos…
No estaba para conducir, claramente.
El momento billetazos
El momentazo glorioso llegó cuando Emma se acercó hasta un vendedor ambulante y le compró algo después de soltarle un buen fajo de billetes.
¿Qué le compró? Misterio.
De hecho, el hombre se despidió de la pareja con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Menuda nochecita, Emma! ¿Cómo te despertaste al día siguiente?
El vendedor se despidió la mar de contento.
Ver comentarios