¿Genio o estafador? El plan B de Billy, el creador de un festival para famosos que terminó en la cárcel

Tras cuatro años en prisión por el fraude del Fyre Festival, que promocionaron Kendall Jenner o Hailey Bieber, acaba de subastar su marca

La princesa del póquer que transformó un gran error en una oportunidad

Billy McFarland Cedida por FYRE

Su idea era optimista. Crear un festival de lujo, una experiencia musical en una isla privada, llevar a artistas, famosos e 'influencers' de primer nivel y transformar la industria del entretenimiento. ¿Los responsables de esta supuesta idea brillante? El empresario Billy McFarland, que ... tenía entonces 25 años, y el rapero Ja Rule. Se llamaba Fyre Festival y se iba a celebrar en abril de 2017 en una de las islas más grandes de las Bahamas, características por sus islas cristalinas de un color azul que parece irreal.

Precisamente ese azul fue protagonista en la mayoría de los vídeos promocionales de Fyre Festival, que tenían a modelos como Hailey Bieber, Elsa Hosk o Bella Hadid como protagonistas. Kendall Jenner incluso publicó acerca de los conciertos. Más de 5.000 personas compraron entradas (entre 400 y 1.300 euros para asistir solo durante el día y más de 10.000 euros para cubrir vuelos y alojamiento en plan 'glamping'). Todo para asistir a este idílico lugar en medio del océano y disfrutar de una experiencia de lujo. Pero en los días previos todo empezó a desmoronarse.

Aunque el sueño de Billy era real, nada de lo que necesitaba para cumplirlo existía. Pretendían celebrarlo en Cayo Norman y aseguraron que perteneció a Pablo Escobar, lo cual era mentira, por lo que los dueños de la isla les retiraron los permisos. Así que cuatro meses antes de la cita tuvieron que reorganizarse y se cambiaron in extremis a Gran Exuma. Concretamente a una explanada utilizada como parking y para almacenar antiguos barcos, que nada tenía que ver con las playas lujosas que habían promocionado.

Cuando llegó la fecha el desastre era inevitable. Había conseguido al público antes de asegurar un transporte seguro, agua, baños, infraestructura... a medida que fueron llegando los primeros festivaleros la situación se volvió cada vez más caótica. Maletas perdidas, tiendas de campaña de emergencia, sin electricidad, sándwiches de lonchas de queso como única opción gastronómica... y todo en medio de un barrizal semi inundado porque en los días previos una enorme tormenta había pasado por la zona. En la isla no había hoteles disponibles, puesto que había una importante regata organizada en el mismo fin de semana, la gente tenía miedo de lo que podía ocurrir de noche dadas las circunstancias.

Los 33 artistas que había confirmados empezaron a cancelar en cadena, y aquellos que todavía no habían llegado a la localización empezaron a ver por las redes sociales las historias de terror que contaban los que sí estaban. Entre los artistas confirmados estaban Tyga, Blink-182 o Migos, que comenzaron a publicar sus disculpas y hacer mutis por el foro. El desastre era tangible: cientos de personas se habían quedado atrapadas en una isla de Bahamas, con 10.000 euros menos y sin manera de volver a casa. Desde luego, si hubo algún lujo fue el tener esta experiencia para contar el resto de su vida. De hecho, los hay que se han pasado años hablando del tema, como es el caso de William Needham Finley IV, que aparece en los documentales que tanto Hulu como Netflix crearon al respecto.

El 1 de julio de 2017, casi dos meses después de lo ocurrido, Billy McFarland -organizador del fallido festival- fue detenido en Nueva York acusado de fraude. Le habían denunciado asistentes e inversores por igual, y fue condenado a seis años de cárcel en una prisión federal. Él siempre se justificó diciendo que fue un error de cálculo, ingenuidad a la hora de organizar un festival de esa magnitud. Algo en lo que insiste su socio, Heath Miller, que está organizando con él lo que será la versión humilde del Fyre Festival después de haber tenido que cancelar su segunda edición, que habían planeado para este verano.

Un «pop-up» llamado Fyre Coral View, del 3 al 10 de septiembre y con experiencias con las que «volver al Caribe», tal y como comparte Billy en su página web, «ocho años después» del fiasco. Lo organizan en un hotel rural en Honduras con unas 75 personas por jornada, y con un precio que parte desde los 198 euros al día.

Imágenes promocionales del Fyre Coral View 'pop up'

Heath Miller conoce a Billy McFarland desde 2015, cuando ambos trabajaban como productores de eventos musicales y su experiencia fue buena. Por eso el empresario del hotel hondureño confía en crear una experiencia que mezcle la nueva profesión del empresario con su pasado como promotor musical. La ilusión que es palpable durante una conversación telefónica con este medio y en la que, sin embargo, surgen inevitablemente las dudas sobre el creador de la marca.

Su estrategia para sacar adelante el Fyre Coral View está, según Heath Miller, comprobada y revisada para que nada falle, con la aprobación del Gobierno local de Utila y con instalaciones ya existentes. «Incluso si mañana detienen a Billy el festival seguirá adelante», comparte, a pesar de que dice fiarse de su socio.

Heath Miller y su mujer, Demi, organizadores de Fyre Coral View

«Intentó hacer un evento exitoso pero se pasó, se quedó sin dinero e intentó cubrirlo. Así es como empezó su fraude, no es como si un día se despertara y dijera 'voy a hacer este festival con mucha publicidad y huir con el dinero'», explica. Y a pesar de que solo tiene buenas palabras para su socio, admite que es «un reto» porque la historia de Billy es pública, pero la marca sigue «generando expectación». Incluso se plantea la posibilidad de que el creador de la marca se pase por allí como si fuera un invitado famoso, porque así es ahora mismo su perfil. Y tanto. Porque poco después de hablar por teléfono con Heath Miller, hubo un cambio que nos llevó a volver a contactar con él: McFarland pone a la venta en una subasta de eBay la marca FYRE, con todo lo que ello conlleva.

«Desde 2017, Fyre Festival ha dominado los titulares de todo el mundo, generando más de 32.000 millones de impresiones, más que cualquier otra marca de festivales», asegura en la página donde se realizaron 175 pujas, unas 40 en los últimos minutos de la subasta. Este 15 de julio terminaba con una cifra de 245.300 dólares (211.549 euros) y Heath se ve obligado a renunciar a su relación con Billy para enfrentarse a un nuevo socio. «No tiene ningún efecto en nuestro pop-up», respondió el empresario. Es decir, que sea como sea este pequeño festival que planean en Honduras sigue adelante. Y Billy parece que seguirá implicado, porque así contestó a la misma pregunta: «Estamos emocionados por continuar con el Coral View Hotel Pop-up. Los pop-ups serán una parte integral de lo que haremos después».

El final de la subasta de la marca Fyre, que incluye derechos, webs, redes sociales y demás eBay

Y Billy no solo vende su festival, sino que también ha puesto a la venta sus memorias de lo ocurrido en el Fyre, aunque ese ha tenido menos éxito: 61 pujas que han alcanzado el precio de 1.826 dólares. El empresario está desesperado por reunir dinero porque, según los medios estadounidenses el pasado año tenía una deuda de más de 30.000.000 de dólares (25.872.300 en euros). 26 de esos millones para las personas a las que estafó en el festival en 2017 y los 7 que debe a la Hacienda estadounidense por impuestos impagados. «Lo que sea que gane cada mes se va en devolver ese dinero», explicaba a la versión americana de 'The Sun'. Y todo esto sin haber terminado todavía su condena, puesto que después de ser puesto en libertad en 2022, tras cuatro años preso, está en libertad condicional y cada uno de sus desplazamientos tiene que ser aprobado por un juez.

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