Treinta años de una herida abierta: la entrevista de Diana a la BBC que cambió para siempre a la monarquía británica
La confesión de que en su matrimonio eran tres, una multitud, resquebrajó la imagen que la ciudadanía tenía de la institución y sus enredos familiares. Pero no solo: después se supo que la princesa había sido objeto de una red de engaños por parte de su entrevistador y que la BBC falló en su deber de vigilancia editorial
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La entrevista concedida por Diana de Gales a Martin Bashir; imagen del entrevistador abajo
Han pasado tres décadas desde que la BBC emitió la entrevista más influyente y posteriormente más controvertida de su historia, una conversación de 54 minutos en la que Diana, princesa de Gales, expuso ante millones de espectadores los conflictos que atravesaban su matrimonio ... y su vida dentro de la casa real. El 20 de noviembre de 1995, la aparición de la princesa en el programa 'Panorama' generó una conmoción pública inmediata, pero solo años después se revelaría que aquel acontecimiento, que muchos interpretaron como un acto de valentía y emancipación, había sido también el resultado de un entramado de engaños que marcaría de forma irreversible el legado de la radiotelevisión pública británica.
Aquella noche, sentada en un salón del palacio de Kensington, Diana pronunció una de las frases más citadas de la historia contemporánea de la monarquía: «Éramos tres en este matrimonio», en referencia a Camila Parker-Bowles, actual reina consorte. La frase condensó décadas de tensiones y devolvió a la esfera pública una intimidad que, hasta entonces, se había camuflado bajo un relato institucional más sólido que real. La audiencia superó los veinte millones de espectadores en el Reino Unido y convirtió aquella noche en un antes y un después de la relación entre la monarquía y la ciudadanía.
La entrevista reveló aspectos hasta entonces inéditos de la vida de la princesa. Describió su bulimia como «un síntoma de todo lo que estaba ocurriendo» y expuso una sensación de soledad que, según afirmó, la acompañaba dentro de una institución que «no le ofrecía el apoyo que necesitaba». Habló, además, de la presión de la prensa, de los conflictos con el Príncipe Carlos, ahora Rey, y de la lucha por encontrar un espacio propio en un entramado que parecía imposible de entender. Para muchos analistas, aquella conversación marcó la transición de Diana desde figura ceremonial hacia un símbolo humano de vulnerabilidad, determinación y ruptura.
Con el paso de los años, la comprensión pública del episodio se alteró de raíz. El 'Informe Dyson', publicado en 2021, concluyó que el periodista Martin Bashir «obtuvo la entrevista mediante prácticas engañosas» como la utilización de extractos bancarios falsificados destinados a generar desconfianza en el entorno de la princesa. El documento señaló que la BBC «falló en su deber de vigilancia editorial» y que no investigó adecuadamente las primeras advertencias internas sobre la conducta del reportero.
Tras la difusión del informe, Bashir defendió públicamente su intención personal y afirmó: «Yo amaba a la Princesa. Nunca quise causarle daño de ningún modo». Sus palabras, aunque buscaban atenuar la percepción moral de su actuación, no lograron contrarrestar la contundencia de los hechos expuestos y la convicción creciente de que las tácticas empleadas contribuyeron a intensificar la inseguridad emocional de Diana en un momento decisivo de su vida.
La familia respondió con firmeza. El Príncipe Guillermo declaró que la manera en que se obtuvo la entrevista «contribuyó significativamente al miedo, la paranoia y el aislamiento» que recuerda de los últimos años de su madre, y el príncipe Enrique afirmó que «perdió la vida debido a esta cultura de explotación y prácticas poco éticas». Estas palabras cristalizaron un sentimiento social latente: la entrevista ya no podía contemplarse sin tener en cuenta las circunstancias de su obtención.
Efecto devastador
El entorno más cercano de Diana también ha descrito el efecto devastador de aquellos acontecimientos. Patrick Jephson, exsecretario privado de la princesa, señaló que, tras la influencia de Bashir, ella llegó a verlo como «el enemigo interno», y reveló un deterioro profundo de su capacidad de confiar en quienes la rodeaban.
La entrevista reveló aspectos hasta entonces inéditos de la vida de la princesa, como su bulimia y su estado de soledad
Charles Spencer, su hermano, denunció en este aniversario que la entrevista se obtuvo mediante «un engaño espantoso» en el que, según afirmó, «participaron personas de alto rango en la BBC», y sostuvo que esa manipulación «socavó su confianza en quienes más la querían». Añadió que ese proceso dejó a Diana en un estado que, en sus palabras, desencadenó «consecuencias trágicas en cadena» al erosionar la red de apoyo que la acompañaba desde hacía años, y que así acabó, «vulnerable y desprotegida, la noche en que murió en París». Spencer insistió en que la desconfianza inducida por la BBC contribuyó de forma decisiva al aislamiento emocional de su hermana en la etapa final de su vida.
En este contexto, la reciente publicación del libro 'Dianarama: Deception, Entrapment, Cover-Up – The Betrayal of Princess Diana' ha reavivado el debate de forma sustancial. Su autor, Andy Webb, quien ha dedicado casi dos décadas a investigar los documentos internos de la BBC, afirma que su trabajo «revela la verdadera escala del engaño y del encubrimiento que le siguió». Webb sostiene que los materiales a los que accedió muestran «no un error aislado, sino un fracaso sistemático que se extendió durante décadas», y describe la actuación previa a la entrevista como una cadena de acontecimientos «letal», porque «desestabilizó el sistema de apoyo de Diana en el peor momento posible». Añade también que «la extraordinaria magnitud de las mentiras de Bashir solo se ve igualada por la determinación de ocultarlas durante años».
Pero la declaración más contundente del autor es aquella que atraviesa todo su análisis, ya que «lo que Diana necesitaba era protección; lo que obtuvo fue explotación disfrazada de periodismo», frase que ya se ha convertido en el eje interpretativo de esta revisión histórica.
Webb sostiene además: «Ahora sabemos que lo ocurrido no fue obra de un reportero descontrolado, sino un fracaso de gobernanza en los niveles más altos», y asegura que los correos, memorandos y documentos fiscalizados confirman un patrón de omisiones que contribuyó a que la verdad tardara décadas en salir a la luz. Según él, la BBC «protegió su reputación incluso a costa de esclarecer la verdad», una acusación que amplía la responsabilidad institucional del caso.
La profesora Jean Seaton, historiadora, ha señalado que el 'escándalo Panorama' «marcó de forma indeleble la relación entre la BBC, el poder y la obligación de transparencia», y recordó que el 'Informe Dyson' constituye una de las advertencias más duras dirigidas a la corporación en su historia reciente.
La noche que transformó al Reino Unido
Treinta años después, la entrevista sigue siendo un territorio de memoria conflictiva, reinterpretado a la luz de nuevas informaciones, de un escrutinio más severo y de una creciente conciencia del impacto que la manipulación mediática puede tener sobre personas ya sometidas a presiones extremas. Para algunos, fue el momento en que Diana consiguió expresar una verdad que llevaba demasiado tiempo silenciada. Para otros, fue una confesión condicionada por un clima de engaño que explotó su vulnerabilidad para convertirla en espectáculo global.
Para muchos analistas, aquella conversación marcó la transición de Diana desde figura ceremonial hacia un símbolo humano de vulnerabilidad, determinación y ruptura
Lo indiscutible es que aquella noche del 20 de noviembre de 1995 cambió para siempre la manera en que el Reino Unido veía a su familia real, a su televisión pública y a sí mismo. Y, como apuntan los analistas, la pregunta ya no es solamente qué dijo Diana ante las cámaras, sino en qué condiciones lo dijo, quién controlaba la narrativa a su alrededor y qué consecuencias tuvo para ella un testimonio obtenido bajo presiones invisibles.
Treinta años después, su voz sigue escuchándose. Pero también se escucha, por fin completa, la historia de cómo se consiguió que hablara.