La emotiva carta que Alfonso Díez le dedica a la duquesa de Alba, en el décimo aniversario de su fallecimiento

«Recuerdo una tarde en Sevilla. Era primavera. Me dijiste que querías leer esos pequeños relatos de los que te había hablado. Los leíste con mucha atención, especialmente uno. Lo volviste a leer dos o tres veces más», escribe Díez en su emotiva carta. A través de estas palabras, no solo recuerda a su amada, sino que también revive momentos significativos de su vida, como su primer viaje a Madrid en la infancia, acompañando a su madre y hermano en una experiencia que marcó su historia personal: «Recuerdo que ese lunes en que mi madre tenía previsto hacer el viaje a Madrid, ponían en el cine Koskas, 'El muchacho de los cabellos verdes' de Joseph Losey», narra Alfonso.

Este homenaje íntimo contrasta con la solemnidad de los actos organizados para conmemorar a Cayetana. Como cada año, su hijo Cayetano Martínez de Irujo ha preparado una misa en la iglesia del Valle de Sevilla, donde descansan las cenizas de la aristócrata. Se espera la asistencia de su familia más cercana, incluidos el duque de Alba y otros miembros del linaje, aunque el viudo, Alfonso Díez, no ha confirmado si estará presente.

La relación entre los hijos de la duquesa y Alfonso siempre fue objeto de atención mediática. A pesar de los rumores, Díez ha mantenido un perfil discreto en los últimos años, alejándose de los eventos públicos. Su última aparición fue en abril de 2024, en el funeral de la princesa Ira de Fürstenberg, donde su notable transformación física sorprendió a los asistentes. Desde entonces, lleva una vida tranquila en Madrid, con frecuentes viajes a Palencia, su tierra natal.

Cayetana Fitz-James Stuart fue mucho más que una duquesa. Con más títulos nobiliarios que nadie en el mundo, supo romper moldes y desafiar convenciones. Durante su primer matrimonio con Luis Martínez de Irujo, deslumbró al mundo como musa de fotógrafos como Cecil Beaton y Richard Avedon. En su madurez, abrazó el espíritu libre de los años 60 y 70, dejando atrás las restricciones de la aristocracia para disfrutar de su vida sin complejos.

Su tercer matrimonio con Alfonso Díez a los 85 años fue, quizás, la mayor prueba de su carácter indomable. Las imágenes de la boda, con Cayetana bailando descalza a las puertas del Palacio de las Dueñas, simbolizan su libertad y autenticidad. Diez años después, sigue siendo recordada como una mujer que vivió intensamente, sin miedo a desafiar las expectativas.

El legado de la duquesa de Alba trasciende su linaje y riqueza. Su vida sigue inspirando, y este aniversario redondo es un recordatorio de su impacto en la historia y la cultura. Como escribió su viudo: «Creo que compartir este relato ahora es la mejor forma de decirte que me acuerdo mucho de ti». Un mensaje sencillo, pero cargado de amor eterno.