Aquel día se dijo a sí mismo «hasta aquí». Eduardo Navarrete explica que «yo soy hijo de bar con todo lo que eso implica. La vitrocerámica de mi casa estaba nueva, no tenía el film puesto por vergüenza». «Vivíamos en un bar y eso implicaba tener una alimentación de bar». Así, con el paso del tiempo, «fui entrando en un proceso de mal comer y de poco saludable que me llevó a hacer prácticas nada aconsejables de las que entré y salí sin darme cuenta».
Cuando tenía esa edad, uno de sus sueños era ser como Norma Duval. Y considera que, de algún modo, consiguió ser esa vedette que llevaba dentro.
«Tengo la espinita quitada. Fui vedette a mi manera», explica Eduardo Navarrete. Además, antes de triunfar como diseñador, ha estado en trabajos muy variopintos: «Empecé con 17 años a hacer bingos eróticos con una empresa que se llamaba 'Pecado virtual' por toda la zona de Murcia». Lo que Navarrete quería, cuando era más joven, es «hablar delante de un público. Quería hacer reír, quería bailar y quería cantar». Y puede presumir de haber recorrido «parte de Europa bailando en las discotecas».
Otro de sus trabajos fue el de estar en la puerta de un after: «Nunca me cuadraba la caja. Duré como tres semanas. Luego ya me pusieron simplemente en la puerta, de host. Trabajaba de lo que me gustaba, pero te quema». Así que «cuanto terminé de estudiar, apareció 'Maestros de la costura' y pensé 'esta es la mía' porque ya me estaba haciendo conocido como personaje. De noche, yo era la Nenuco porque era joven, fresca y para todos los públicos».
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