Todos los detalles de la boda de Ana Peleteiro y Benjamín Compaoré: invitados, lugar y discurso
Los atletas se dan el 'sí, quiero' nueve meses después de la llegada de Lua, su primera hija juntos
Ana Peleteiro: «Se deben abrir las puertas a las personas trans, pero en el deporte no profesional»
Aarón Espí
Ana Peleteiro y Benjamin Compaoré ya se han dado el 'sí, quiero'. El matrimonio ha festejado su amor en una espectacular boda celebrada en Pontevedra, Galicia, tierra natal de la novia. Hasta el Pazo de Miradores, ubicado en la parroquia de Salcedo, se ... han desplazado hasta 200 invitados entre los que se encontraban rostros conocidos y compañeros de profesión. También Lua, la hija de los ya marido y mujer, que llegó al mundo el pasado mes de diciembre.
Sobre las cinco y media de la tarde de este sábado, la gallega y Camporaoré se prometían amor eterno ante los aplausos y vítores de los presentes. La novia lució un espectacular vestido blanco desmontable diseñado por Lorena Formoso. «El amor no tiene distancias, y nosotros de eso vamos sobrados. Gracias por hacerme la mujer más feliz y completa del mundo», dijo la atleta a Benjamin en su discurso. Destacar que la ceremonia fue oficiada en castellano y en francés para que los allegados del novio pudieran entender todo lo que se hablaba.
Como ya hicieron Tamara Falcó e Íñigo Onieva en su unión matrimonial, los novios decidieron celebrar una preboda en el municipio pontevedrés de Marín, donde disfrutaron de su último baile antes de convertirse en marido y mujer. En las instantáneas y vídeos que han publicado en sus redes sociales se les puede ver pletóricos en el que ha sido unos de los días más felices de su vida -salvando el nacimiento de su primogénita-. Una cita en la que ha triunfado el amor.
Emotiva pedida
Un mes después de anunciar que estaba esperando una niña, Compaoré hincó rodilla delante de la catedral Estrasburgo, para pedirle matrimonio a la laureada atleta. Emocionada y sin poder contener las lágrimas, Peleteiro narró como vivió ese emotivo momento: «Me invitó a un paseo mañanero por su ciudad… Y sin esperarme absolutamente nada, delante de la catedral, se arrodilló y me preguntó: ¿Quieres casarte conmigo? En ese mismo instante, mi corazón se paró, pestañeé unas 40 veces para intentar asimilar lo que estaba sucediendo y sin dudar ni sola vez le dije que SÍ. Hoy, mañana y todos los días de mi vida, quiero convertirme en tu mujer y formar la familia más bonita, especial y diferente del mundo».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete