Gérard Depardieu, condenado a 18 meses de cárcel por violencias sexuales

El Tribunal ha juzgado probadas las violencias sexuales de Depardieu contra Amelie (54 años) y Sarah (34 años), que formaban parte del equipo técnico que rodó hace cuatro años la película 'Les Volets verts', dirigida por Jean Becker.

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Depardieu ha recibido el apoyo tardío de su amiga Fanny Ardant, con la que está rodando en Portugal una nueva película. Brigitte Bardot, el icono legendario del cine y la imaginería nacional, también hizo unas declaraciones favorables a Depardieu el pasado lunes por la noche.

Sin embargo, la condena de la mañana del martes 'solo' es uno de los procesos judiciales contra el actor. Desde hace varios años, más de veinte mujeres, jóvenes, en su mayoría, han presentado denuncias de violencias, violación y agresiones sexuales. En su gran mayoría, esas denuncian no han podido prosperar jurídicamente, por prescripción de los presuntos delitos. Quedan otras.

A la espera de posibles procesos, en curso de investigación preliminar, las acusaciones contra Depardieu crecieron de manera espectacular durante los dos últimos años.

A primeros de diciembre del 2023 se emitió un programa de televisión muy crudo, descubriendo los comportamientos de una rara grosería y brutalidad verbal del actor, durante un viaje a Corea del Norte, invitado por el régimen autocrático.

A primeros de 2024 se publicaron varios libros periodísticos, muy documentados, contando por lo menudo las «tentaciones» de Depardieu, sistemáticamente silenciadas por directores y productores franceses, cómplices, en algunos casos, de comportamientos «inadecuados» contra jóvenes actrices en busca de trabajo y celebridad.

Desde mucho antes, varios medios franceses han publicado sucesivos informes, recogiendo las acusaciones de numerosas víctimas, denunciando las presiones y el miedo personal.

En su día, Sophie Marceau, actriz célebre, recordó sus primeras denuncias, criticada por atreverse a denunciar el comportamiento de Depardieu: «En mi caso, tuve que pararle los pies, porque comenzó a tocarme los senos con guasa. Las maquilladoras huían cuando lo veían, y nadie les hacía caso cuando intentaba y a veces conseguía tocar sus prendas íntimas, bajo las faldas. Cuando denuncié esos comportamientos a Maurice Pialat, al director con el que trabajábamos, me trató de gilipollas y cabrona. Depardieu era la gran estrella. Colegas y productores le tenían miedo. Les hacía ganar mucho dinero».

Marc Missonnier, presidente del Sindicato de productores, reconoció hace meses esa realidad muy cruda y brutal: «El cine francés no ignoraba el comportamiento problemático del actor. Pero su presencia tenía asegurada la producción, difusión y triunfo, de ahí el silencio. Desde hace un par de años, ese círculo se está cerrando. Y trabajar con Depardieu es ahora mucho más problemático».

Si productores y directores 'cubrieron', durante años, el comportamiento 'problemático' de Depardieu, los movimientos feministas, por el contrario, convirtieron al actor en un «águila negra» (alusión a un personaje legendario de la mitología feminista), persiguiéndolo por escenarios y lugares de rodaje, obligándolo a huir de mala manera.

Hace meses se pensaba que sería muy difícil 'salvar' a Depardieue y 'reintegrarlo' en la industria cinematográfica, como gran actor. Su amiga Fanny Ardant, gran actriz, lo ha intentado. Ambos están rodando una película, en Portugal. La condena a dieciocho meses de cárcel, con remisión de pena, abre una nueva e incierta página en uno de los escándalos más oscuros y obscenos de la historia del cine francés, europeo.