Daniel Diges: «Cuido mucho mi niño interior, por eso me mantengo joven»
El actor y cantante, que ensaya el musical 'Charlie y la fábrica de chocolate', recuerda su primer amor y nos habla de su mujer, sus hijos y su pasión por la meditación
Daniel Diges: «A mí Chanel me encanta, tiene una fuerza enorme»
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Iniciar sesiónEs fácil ilusionar a Daniel Diges porque es de los que siempre ven el lado positivo de las cosas, pero uno entiende que esté especialmente ilusionado con los ensayos de 'Charlie y la fábrica de chocolate': «Este musical es la belleza, la diversión, ... el color. Se huele. Y a Willy Wonka quiero darle ese toque divertido y tierno, pero también cabroncete que tiene».
Pero Daniel se reconoce también en el personaje de Charlie, ese crío de mirada inocente: «Yo cuido mucho mi niño interior, lo tengo muy presente, por eso me mantengo joven». Le ayuda también la meditación: «Todas las noches, desde la terraza de casa, miro al cielo, doy las gracias y conecto con mis energías positivas. Los momentos de no pensar son importantes, pero no los valoramos. Yo con la meditación me meto unos viajes importantes. También aprovecho para cocinar cordero, por ejemplo, que me encanta». Eso le da paz, tanto como tener la vida en orden, estar bien con su mujer, Alejandra, y con sus hijos, Galileo y Eliot.
Es curioso que cuando le preguntamos qué le altera, Daniel da una lista de cosas banales: «La gente borde, ver a mis hijos peleándose, los pitidos de los coches en un atasco… Soy fácil de alterar», reconoce. En realidad, los años de terapia han hecho su efecto y el actor ha formado un escudo más sólido de lo que parece: «Lo cierto es que las cosas importantes, las que supuestamente deberían alterarme, las afronto bien».
Como marido, está feliz de haber encontrado en Alejandra alguien que le entienda, «porque puedo llegar a ser un poco intenso». Ella, que fue actriz antes de dedicarse a la producción, conoce bien el mundo del artisteo, «pero lo realmente importante es la persona. Por la profesión, ha entendido las largas separaciones, y eso nos ha hecho más fuertes, pero nuestra relación se basa en el respeto y en la confianza. Si alguien es celoso, es un problema. Ella me aporta cosas que personas de otros mundos no me darían. Me hace ser lo que soy. Yo le pido consejo y me guía, confío en ella». Como padre, se define creativo, besucón, gruñón, divertido («me paso el día haciendo voces y mis hijos me imitan»), pero también sabe poner límites para que respeten su papel.
El mayor, Galileo, es su 'mini yo': «En lo único en que no nos parecemos es que a él le gusta el fútbol y yo es que ni lo entiendo. A mi hijo le admiro mucho porque es todo un artista». El pequeño, Eliot, diagnosticado autista a los dos años, «es un ángel de una sensibilidad extrema». Y reconoce una conexión con niños con necesidades especiales: «De chaval, Sergio, uno de mis mejores amigos tenía síndrome de down. Pero siempre he tenido una gran afinidad con todos esos niños». Disfruta con sus hijos: «Intento jugar mucho con ellos, ver la vida con positividad». Lo cierto es que transmite una vitalidad contagiosa.
Si alguna vez le ven conduciendo cantando, no se sorprendan: «El coche es mi lugar favorito para cantar. Mis agudos, mis gritos, los ensayo allí. Yo cojo el coche para cantar». No es un hombre de rutinas, «soy más de improvisar. Y mis horarios son muy locos. Odio madrugar y acostarme pronto, por eso me gusta el teatro». No podría haber sido funcionario, aunque de mayor se imagina dando clases: «Me gusta enseñar, compartir experiencias». Eso sí, tendrá que ser en un turno de tarde.
La foto: en el patio del cole junto a su primer 'crush'
En los recreos, las madres pasaban los bocadillos a sus hijos por la verja. No fue el caso esta vez: la de Dani aprovechó la fiesta de fin de curso para hacerle una foto «que tiene mucha historia, porque estoy junto a Olivia, mi primer 'crush', además de compañera de clase, como Nuria y mis mejores amigos, Quique y Pedro Luis». Aquí le vemos con sombrero mexicano. Normalmente, a esa fiesta del Colegio Nuevo Alcalá, Dani iba vestido de payaso, su disfraz favorito: «Es que yo era muy gracioso, Me gustaba contar chistes, componer, tocar el piano. Vamos, que ya era artista. Un año suspendieron la fiesta y se olvidaron de avisar a mi madre, así que yo acudí vestido de payaso, sufriendo por mis compañeros que iban vestidos de diario», lo recuerda en su espectáculo 'Cinema Show'.
Dani 'el travieso', así le llamaban en casa, aunque no era un niño malo: «Es que era hiperactivo». Con su padre iba a Rastro a comer gallinejas y hacía patinaje de velocidad, con su madre compartía los secretos y las sueños: «Con el tiempo, es verdad que es ella con quien tengo más confianza». Fue a ella a quien convenció de que quería hacer publicidad. A los 14, haciendo fotocopias, vio a una mujer que ponía un anuncio de 'Se buscan actores'. Era Paz Carrero. Se apuntó. Con ella dio sus primeros pasos. «Hoy sabrás si quieres ser actor», le dijo antes de que subiera el telón por primera vez en su vida. Lo ha tenido muy claro desde entonces porque no se ha bajado de los escenarios.
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