Cristiano, pichichi de joyerías
LA DORADA TRIBU
Viene de un padre que sucumbió al alcoholismo, y sus hermanos caminaron el costado salvaje de la vida. A él le salvó la droga benéfica del fútbol, y se ha hecho todo un atleta que enseña el yate para que veamos los abdominales
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Iniciar sesiónCristiano en el Madrid resultó Miss Mundo, pero Miss Mundo sin corsé, un tío que metía un gol, y miraba a cámara como si ensayara un spot de estatua. Ahora yo le veo en floja época, y más que celebrar un gol celebra un ... nuevo reloj que se ha comprado, como anteayer mismo. La joya supera los cien mil euros. De alguna manera, Cristiano, se fue del Madrid hasta acabar de escaparate del Tiffany's que viene siendo ya él mismo, más su chavala, a ratos, Georgina, esa trapecista del tanga. Georgina, por cierto, empieza a empujar tanto, en la fama, como Cristiano, y el auge de la chavala es el diagnóstico del crepúsculo del futbolista, que siempre sostiene algo de delantero de la soltería, de Narciso del escaparate de su talento.
Cristiano, cuando era el mejor pelotero del mundo, se quitaba la camiseta, tras el gol, o el golazo, como quien hace un anuncio de calzoncillos. Ahora la camiseta la lleva muy justa, y de estreno, como de ir a recoger un premio en Las Bahamas, y anuncia un reloj propio que es como un coche que fuera una alhaja que hasta da la hora. Beckham inauguró el fútbol de escaparatismo, incluyendo a la consorte. Cristiano ha cumplido también el cromo del futbolista de anuncio, pero de anuncio de sí mismo. Nunca le hizo falta una Spice Girl para multiplicarse, promocionalmente. Porque para Spice, incluso, ya estaba él. Y está. Yo creo que es Cristiano el primero del fútbol que salta al césped muy puesto de pendientes.
Victoria Beckham, gogó de sí misma
Ángel Antonio HerreraAhora, la tenemos en un documental sobre David Bekcham, donde la prota es ella. El empleo de Victoria, salvo la racha de Spice, ya tan remota, es el estrellato, con marido de figuración preferente, o sin él
Viene de un padre que sucumbió al alcoholismo, y sus hermanos caminaron el costado salvaje de la vida. A él le salvó la droga benéfica del fútbol, y se ha hecho todo un atleta que enseña el yate para que veamos los abdominales, o al contrario. Su juego resolvía un cruce de boeing y empeine, de tacón y estampida. En el arte del disparo, su balón viene de la estratosfera. No sólo desguazó partidos, sino competiciones enteras. Su presentación de fichaje atronador hizo que el Bernabéu llegara a Londres, a Tokyo, a Lisboa. Cristiano, el futbolista, siempre quería jugar, y a todos los partidos, incluidos los partidos de trámite, les ponía una potencia desesperada de gran final y una sed de gol propia del que tiene que ganarse el puesto. Saltaba al campo con más ahíncos que un canterano. Hubo en Cristiano una especie de cabreo que es determinación que es eficacia. Si le salía algún tiro al palo se le ponía rápido la cara contraria del chaval al que no le sale derecha la travesura de recreo.
Fichaje atronador
Su juego resolvía un cruce de boeing y empeine, de tacón y estampida. En el arte del disparo, su balón viene de la estratosfera
Su actitud ha sido siempre insólita: se cabreaba, ganara o no, como un titán. Que solía ganar. Fue delantero de ir al galope contra el mundo, usando el farde de su poderío para doblar la dosis de vitaminas. Resultó un Narciso de cilindrada, un guapo de enchufar dos por partido. Ahora enseña más el yate que el Balón de Oro. Parece que se hubiera comprado, en su día, un yate para hacerse un selfi con fondo de mar, como ahora un reloj que es un Porche que nació reloj. Eso, y Georgina al lado, como supervisando el encuadre de la foto mientras sale ahí ella misma. El futbolista planetario es, ya, un mozallón que promueve tendencia, pero a menudo tendencia de lo hortera. Pichichi fue, y lo es aún, pero ahora de relojes.
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