Laura Bozzo: corrupción, infidelidades y problemas con la justicia de la periodista que gritaba a los entrevistados

Nacida en Perú en 1950, la televisiva fue en los años 90 la reina de los programas de testimonios que, en su caso, acababan a puñetazo limpio sin que los guardaespaldas presentes en el plató hicieran mucho esfuerzo por evitarlo. Aunque era evidente que todo estaba guionizado, los espectadores quedaban fascinados ante un espectáculo que en nuestras pantallas copió, de manera burda. El éxito de un formato en el que la presentadora humillaba sin contemplaciones a sus invitados le permitió venir a trabajar a España, donde fichó como colaboradora de 'Crónicas marcianas'.

Aunque sus primeros programas tenían un sesgo feminista ('Las mujeres tienen la palabra') pronto descubrió el sensacionalismo que acompañaba a la miseria: infidelidades, violencia de género, adolescentes conflictivos, abuso de sustancias… ('Laura en América'), jugando más un papel de juez que de periodista, alimentando la llama del escándalo con situaciones llevadas al límite. La impronta de su estilo televisivo hizo escuela en América Latina.

En agosto de 2021 se hizo público un comunicado oficial de la Fiscalía General de la República mexicana en el que solicitaban la ayuda de la Interpol para buscar en 190 países, y detener, a Laura Bozzo, a la que se le acusaba de un delito de evasión fiscal por valor de 550.000 euros tras vender de manera ilegal un edificio embargado por el Servicio de Administración Tributaria. Esta venta ilegal, catalogada como delito de depositario infiel, conlleva una pena de tres a nueve años de cárcel. Tras la solicitud de prisión preventiva por parte de un juez federal, la defensa solicitó amparo por motivos de salud. Por un lado, la periodista entregó sus pasaportes italiano y peruano, conservando únicamente el mexicano. Además, su defensa alegó que la presentadora no podía acabar en prisión porque padecía un enfisema pulmonar. Debido a esa condición médica, aseguraban que no podía permanecer mucho tiempo en ciudades como México, por su altitud con respecto al nivel del mar, por lo que residía en Acapulco y solo visitaba el D.F. para las grabaciones de su programa.

Esta no fue la primera vez que la periodista tuvo problemas con la Justicia. En 2002, mientras intentaba huir a Miami desde Perú, fue arrestada y condenada a arresto domiciliario tras ser acusada de asociación ilícita para delinquir así como de haber recibido sobornos para desprestigiar a los políticos fieles al presidente Alberto Fujimori. Matilde Pinchi Pinchi declaró que Bozzo había recibido la friolera de 10.000 dólares mensuales de dinero público y tres millones de dólares en seis remesas de 500.000.

En una maniobra que pone de manifiesto su agudeza, Bozzo aceptó la condena pero eligió como residencia los platós de los estudios donde se realizaba su programa de televisión. Toda su carrera ha estado jalonada de acusaciones de fraude, abuso de poder y corrupción, pero ha ido cambiando de país y de programas para huir de las consecuencias.

En el año 2007, Laura Bozzo fue acusada de intentar aprovecharse de una catástrofe natural, después de asegurar que había salvado a una niña de entre los escombros tras el desgarrador terremoto que asoló la ciudad de Pisco. Tiempo después se descubrió que en realidad la que había hecho esta actuación heroica fue una actriz vinculada a su programa de televisión.

Además también se le retiró el título de Doctorado Honoris Causa que le había otorgado el Claustro Académico Universitario y el Centro Universitario Inglés de México, pues la presentadora «produce en su programa anti-valores, resalta la agresividad y eso está en contra para tomarse en cuenta para un reconocimiento de Honoris Causa que no está avalado por la Secretaría de Educación. No podemos caer en cartones falsos», declaró entonces Francisco Javier García, miembro del Consejo Doctoral.

Laura Bozzo tiene dos hijas, Alejandra y Victoria, fruto de un matrimonio de veinte años con el abogado Mario de la Fuente. En el amor tampoco se libró del escándalo, tras conocerse su relación con el músico argentino Christian Suárez, de la edad de sus hijas, cuando aun no había firmado el divorcio. La pareja duró diecisiete años.

Como en la vida de cualquier 'influencer' que se precie, las redes sociales de Laura Bozzo son ajenas al escándalo y sus publicaciones parecen encapsuladas en un universo paralelo de felicidad.