Antonio Isasi-Isasmendi y Chema Prado, los dos grandes hombres en el corazón de Marisa Paredes

Poco hay que añadir a lo ya difundido por los medios en cuanto a su faceta artístico, pues su legado es ya inmortal. Menos se conoce sobre su faceta personal, que siempre quiso preservar porque pensaba que no era asunto de nadie más que de ella. A lo único que siempre se refirió con vehemencia es a su humilde infancia y a cómo a pesar de sus dificultades creció llena de amor.

Pasó su niñez en la plaza de Santa de Ana de Madrid, a pocos metros del Teatro Español, un edificio que siempre contempló con admiración. De allí entraban y salían figuras de todo tipo, unas famosas y otras extravagantes, que despertaban su curiosidad. Pronto vio que ese mundo le interesaba.

Marisa Paredes, hija de una portera, describiría así lo que le sugería aquella fascinante puerta por la que entraba y salía gente de la farándula. «Sabía que ahí pasaban cosas: el color, la libertad, la alegría. La posibilidad de escapar de la horrorosa realidad. Y yo quería eso: convertirme en una mujer fantástica con todas las posibilidades», diría en una entrevista con 'El País'.

Ella viviría lo que era aquel Madrid divergente de mediados de siglo. Pasaría una infancia difícil y con apenas 11 años tendría que ponerse a trabajar para poder llevar a casa algo de dinero, que siempre faltaba. Trabajaría como asistente y modelo improvisada en el taller de un modisto, y allí descubriría un gusto por la elegancia, algo que le llevaría, pues tiene mucho de esto, a la interpretación. Luego llegaría la oportunidad de representar una obra y el resto ya es historia.

En la década de los 70, Marisa Paredes comenzó a salir con el director y productor Antonio Isasi-Isasmendi, aunque sería una unión -porque la actriz nunca se casó- que no duraría. No llegarían a siete años juntos. Pero si sería suficiente para ser madre. Daría la bienvenida a su querida María Carlota Isasi, su única hija. También actriz, en 2021 haría abuela a su madre con la llegada de Thelma, una de sus grandes alegrías vitales.

Antonio Isasi-Isasmendi sería un adelantado a su época. Comenzaría en el cine como doblador de niños y luego se haría director y productor, siendo pionero en hacer un cine con proyección internacional y capaz de exhibirse en todas las pantallas del mundo y doblarse a varios idiomas. Sin embargo, su historia de amor con Marisa Paredes no fructificaría y poco después del nacimiento de María Isasi comenzaría el deterioro de la relación, que finalmente derivaría en separación.

El realizador fallecería en Ibiza el 28 de septiembre de 2017 a consecuencia de una neumonía, dando lugar a un desagradable enfrentamiento entre sus herederos por el patrimonio dejado.

A pesar de que ella misma comentaría que era de carácter «muy enamoradizo», no se le conocerían muchas relaciones. La más significativa sería la que mantuvo con Chema Prado, exdirector de la Filmoteca Nacional y su última pareja sentimental. Estuvieron juntos cuatro décadas, desde 1983 hasta hoy, aunque tampoco llegarían a casarse. En su vida, Marisa Paredes fue tan sentimental como selectiva en los amores.