Antoine Griezmann se convierte en padre por cuarta vez y rompe la sorprendente tradición familiar

La llegada de la pequeña cambia por completo ese patrón que tanto había sorprendido a seguidores y medios, aunque la nueva fecha tampoco carece de significado para la pareja. De hecho, el 15 de junio marca otro hito personal: es el aniversario de bodas de Antoine y Erika, quienes se casaron en 2017 en una ceremonia íntima celebrada en el Palacio de Galiana, en Toledo. Una jornada especial que reunió a amigos, familiares y compañeros de equipo como Koke, Juanfran Torres y Kevin Gameiro. Ocho años después, ese mismo día, la familia se amplía con un nuevo miembro, cerrando así un simbólico círculo emocional.

La pareja se conoció en 2011 en San Sebastián. Allí se conocieron mientras Erika estudiaba Pedagogía y él jugaba en la Real Sociedad. Un año más tarde, en 2012, comenzaron su relación sentimental y, en 2014, se mudaron juntos a Madrid tras el fichaje del francés por el Atlético. Su primer hija, Mía, nació en 2016, marcando el inicio de una familia que no ha dejado de crecer.

Uno de los aspectos más comentados del reciente nacimiento ha sido lo discreto que ha sido el embarazo. A diferencia de ocasiones anteriores, en las que la pareja compartía fotografías y momentos de la dulce espera, esta vez decidieron mantener el proceso en la más estricta intimidad. No hubo anuncios ni pistas en redes sociales, lo que hizo que la llegada de Shai sorprendiera aún más al público.

En cuanto al nombre elegido, Shai, de origen hebreo, significa «regalo» o «presentación». En la tradición hebrea, se considera que las personas llamadas así son un don entregado por Dios, simbolizando bendición, gratitud y fortuna para quienes las rodean. Una elección que, sin duda, encierra un mensaje emotivo y refleja lo que representa esta nueva integrante para el clan Griezmann-Choperena.