Ágatha Ruiz de la Prada rompe con José Manuel Díaz-Patón, aunque espera que siga siendo su abogado

Hace algunas semanas que se rumoreaba que Ágatha Ruiz de la Prada, de 64 años, no pasaba un buen momento en su relación con José Manuel Díaz-Patón, su pareja. Un noviazgo sujeto a muchas especulaciones. Y era momento de poner las cosas en su sitio. Lo brutal ha sido más el cómo que el qué, como suele ocurrir en el mundo rosa.

Todo empezó cuando Ágatha Ruiz de la Prada generó una oleada de indignación por sus palabras ofensivas contra la etnia gitana, algo que provocó que el solícito José Manuel Díaz-Patón se hiciera habitual en los programas de televisión pese a que su pareja le había pedido que se estuviera quitecito. Y días después ha llegado lo de '¡De Viernes!'. Ella en directo y él en una entrevista grabada.

El abogado comenzaba su intervención grabada diciendo que la cosa estaba rara, pero que seguían adelante. «Nos hemos enfadado. Que yo sepa no hemos hablado de ruptura total», comenzaba. Y Ágatha comenzaba a poner caras. Algo no marchaba.

«No sé si a lo mejor he metido demasiado la pata. Soy una persona normal que se ha defendido. Ha visto un peligro al tener una pareja que también pueda hablar en la prensa», revelaba Díaz-Patón casi con pánico. «Yo he sido feliz con Ágatha durante estos tres años. Ahora mismo estoy triste... cómo voy a estar. En esta vida tengo pocos miedos... Sé que tengo mis miserias, mis fallos y tal, pero no tengo la obligación de gustarle a la persona que quiero gustarle. Cualquier persona que vea peligro de terminar esa relación, si no está triste...», confesaba el abogado con el corazón en un puño.

Entonces Santi Acosta vio la oportunidad y se lanzó de lleno a por la pregunta del millón: «¿Pero tú estás enamorado de ella?». «Estaba superenamorado y ahora es un amor quebrado, de ese que no sabemos exactamente dónde estamos», contestaba el letrado de forma lírica. «Me quedo con los besos y el cariño. Hemos estado solos abrazados, con eso me quedaría», aseguraba, casi abriéndose en canal. «¿Sigues enamorado?», insistía el presentador. «Sí, lógicamente», respondía el hombre con un nudo en la garganta.

Momento de ir a por Ágatha. Su primera reacción: «La verdad es que ha estado muy mono, ha estado ideal». Y cuando parecía que podía haber un resquicio para el triunfo final del amor, ha llegado el inesperado mazazo. Porque la modista se ha mostrado inmisericorde con su atronador discurso.

«Al principio todo te hace gracia. Parte del amor es el desamor», anunciaba. Y sugería: «Yo soy muy amiga suya, espero que siga siendo mi abogado y me gane muchos casos. Después de tres años maravillosos me ha quemado mucho». No era momento de andarse con ambages. «¿Pero seguís juntos o no...?».

La confirmación: «Yo creo que él sabe que esto se ha acabado. Yo no quería que se acabara así. Han sido tres años muy bonitos y yo estoy encantada porque a mi edad tener una cosa así ha sido un milagro. Si a él le pasa algo, yo estaré a su lado». Un «no eres tú, soy yo» de manual. Ahora mismo, y salvo dimisión irrevocable del aludido, se puede decir que Ágatha Ruiz de la Prada ha perdido un novio y ha ganado un abogado.