Una activista brasileña solicita la retirada de la estatua de Dani Alves tras su condena por violación

Manuella Tyler Medrado, una estudiante y activista comprometida, expresó en una entrevista con la agencia de noticias EFE que la permanencia de la estatua en la ciudad cuestiona el «valor y la dignidad de las mujeres«. Argumentó que esta acción no solo representa su propia indignación, sino también la de todas las mujeres de Juazeiro, una ciudad en el estado de Bahía, Brasil.

«Tenemos que formar una sociedad donde la cultura de la violación no esté normalizada», declaró Medrado, subrayando que esta es una oportunidad para dejar en claro que «los crímenes sexuales deben ser repudiados», incluso si implica la pérdida de la posición de alguien como «héroe nacional». La solicitud de retirar la estatua fue recibida por el Ministerio Público de Bahía, que la remitió a la Fiscalía del municipio para su análisis y adopción de medidas pertinentes.

Dani Alves fue condenado el 22 de febrero a cuatro años y seis meses de prisión por agredir sexualmente a una joven de 23 años en una discoteca de Barcelona. Sin embargo, salió de prisión el pasado lunes después de pagar una fianza de un millón de euros impuesta por la Audiencia de Barcelona.

La estatua de Dani Alves, inaugurada en 2020 en una avenida céntrica de Juazeiro, ha sido objeto de varios actos de repudio desde que se hizo pública la condena del futbolista. La obra, que representa al jugador a tamaño real con la camiseta de la selección brasileña, fue cubierta con una bolsa de basura y cinta adhesiva a finales del año pasado, y en febrero apareció cubierta de pintura blanca. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, varias mujeres se manifestaron alrededor de la estatua con pancartas que exigían un alto a la cultura de la violación y hacían referencia al caso de Dani Alves.

El Ayuntamiento de Juazeiro ha declarado que no tomará una posición sobre la estatua hasta que se resuelva el proceso judicial de Alves, quien anunció que apelaría la decisión judicial. La ciudad está dividida entre quienes defienden la permanencia del monumento como un símbolo del deporte local y aquellos que exigen su retirada como un acto de justicia para las víctimas de agresión sexual.